1. UNA LINDA HISTORIA 3


    Fecha: 06/04/2020, Categorías: Incesto Autor: memito, Fuente: SexoSinTabues

    ... con pasión, besándola por toda la cara, una y otra vez, lo que hace reír a Maby. Finalmente, la besa una, dos, tres veces, en los labios, hasta que la morenita le devuelve los besos, ardientemente. Se separan, sonrientes, y se miran, sin hablar. ― ¿Le quieres o deseas compensarle? – pregunta Maby, después de un rato de silencio. Pamela tarda un buen rato en contestar, como si estuviera recapacitando. ― Creo que cuando me fui a Madrid, cambié. Lo que vi y experimenté allí, me hizo abrirme algo más. Empecé a mimarlo cuando volvía de visita y creo que fui la que más se acercó a él. Pero no era amor. Como tú bien has supuesto, era una forma de compensarle por los años que le había fallado. Sin embargo… Pam se gira, quedando boca arriba, sus ojos mirando el techo, como queriendo atravesarlo con la mirada y buscarme. Nada de cuanto está confesando me sorprende. Ya hace tiempo que he llegado a la misma conclusión. ― Sin embargo, ¿qué? – la insta Maby tras el silencio de Pam. ― Hace unas semanas que ese sentimiento se ha incrementado. Creo que se ha convertido en algo más profundo… ― Bueno, es normal. Es tu hermano. ― No – suspira Pam, sin querer mirarla. En ese momento, sé lo que va a decirle. Se lo va a jugar todo a una sola carta. De hecho, es el mejor momento. – No como hermano… como amante. Ayer, nos acostamos juntos… Maby no dice nada, pero su expresión es suficiente. Asombro, sorpresa, y algo de decepción llenan su gesto. ― Pamela… no sé que decir, yo… ― Me vine a la granja ...
    ... con un fuerte bajón. Tengo problemas con… Eric. Me desahogué con mi hermano. Llevamos un tiempo recuperando nuestra fraternidad – cuenta Pam, secando nuevas lágrimas. – Fue tan comprensivo, tan atento, y tan protector que me quedo dormida entre sus brazos, por la tarde. Sentí como si mis problemas pesaran menos al compartirlos con él, que me protegería de todo con sus rotundos brazos. ― Es bonito, pero… ― Si, ya sé. Eso no justifica lo otro. El hecho que cuando me fui a la cama, aquella noche, estaba sola. La sensación protectora de aquella tarde quedaba lejos, desvaneciéndose. Necesitaba otro chute de seguridad. Así que, en silencio, subí al desván. Él estaba a oscuras, en la cama, pero no dormía. Estaba desnudo y era como si me estuviera esperando, te lo juro. No me importó. Me abracé a él y volví a sentirme bien. Estuvimos hablando otro buen rato, hasta que me quedé dormida, abrazada a él. ― No es ningún pecado. Es raro, pero no estrictamente malo. Tampoco puedo decirlo con seguridad, soy hija única. ― No, el pecado vino después. Desperté un rato después. Me había movido en sueños y le estaba acariciando el pene… ― ¡Ostias! ― Yo exclamé algo más fuerte cuando comprobé el tamaño. Sergi estaba dormido y no se enteraba de nada, pero tuve que comprobar de nuevo el tamaño de esa polla y decirme que no estaba soñando. Maby, por Dios, mide más de dos de mis manos abiertas… ― Vamos, ¿qué dices? ― Te lo juro. Es la cosa más grande que he visto nunca. Ni siquiera en películas o en ...