Historia del Chip 005 - Practicidad encubierta - Kim 003
Fecha: 06/04/2020,
Categorías:
Infidelidad
Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos
5)HdC — Practicidad encubierta— Kim 003
Decidió ponerse la ropa más usada que tenía, temiendo que se quedaría enganchada a cualquier rama y se estropease todavía más. Y con los antecedentes conocidos, quizás la volvería a perder. Comprar nuevos trapitos estaba descartado. Convencer a su madre, aplacar a su hermana, -que heredaba parte de los ropajes-, y asegurarse de que a Roger le gustaba lo que adquiría, resultaba una tarea hercúlea más propia de un diplomático en zona de guerra.
En su fuero interno pensaba que a Roger le daba igual lo que llevase puesto, mientras se lo quitase en el momento propicio... o en cualquier otro. Donde estaba el verdadero problema era en la ropa interior. Aparte de lo poco que tenía que pudiera ser considerado verdaderamente sexy, no podía permitirse el lujo de perder demasiadas braguitas o sujetadores.
No siempre terminaban en el paseo de tilos o junto al lago. Hoy, por ejemplo, estaban en un pub ruidoso y extravagantemente caro. Esas eran las ocasiones que más sacaban de quicio a Kim. Si hubiera sido avisada de los planes, se hubiera puesto un atuendo acorde y no una falda corta y traslúcida que ni su hermana se atrevía a usar hacía tiempo. Le quedaba demasiada ajustada y no tenía más remedio que llevarla por encima de las caderas, obligando al tejido a expandirse en demasía. Y la blusa no casaba. Rojo y azul no eran colores demasiado armoniosos uno con el otro.
Sin obviar el hecho de que la mitad de las pijas del país debían ...
... reunirse en ese lugar. Roger ganaba mucho dinero, eso resultaba obvio. También que no podían faltarle ligues de altura. No le importaba. Ningún hombre era fiel. Ni en cuerpo ni en espíritu. Pero afortunadamente no podía programar el chip parados mujeres a la vez.
Su ego le susurraba que algo debía de tener cuando era ella la elegida y no cualquiera de las beldades que rondaban por el antro en el que se hallaban. No se trataba de eso, más bien de la imposibilidad de seguirle el juego a su amante, algo disperso en el mar de piernas a su disposición. Incluidas las suyas. Puede que su cara reflejase algo de desesperación. O acaso Roger había aprendido a reconocer los síntomas en su cuerpo.
—Kim... ¿quieres que nos vayamos a otro sitio? No estás disfrutando de la música, ni de la bebida.
Negó con la cabeza, incapaz de explicarse. Bebió otro sorbo de su Fra Angélico y sonrió hacia él. Con algo de reparo le informó del problema.
—Es que... pensaba que íbamos a ir al paseo. Me puse algo de ropa antigua. Y aquí me siento fuera de lugar—. confesó con la tranquilidad de saber que la semioscuridad impedía ver sus facciones con claridad.
Roger se levantó y se sentó junto a ella.
—A mí me gusta lo que llevas. Y más si los dos sabemos que es ‘desechable’. Nunca he pretendido agobiarte con esos pequeños detalles. Pero lo siento, he sido poco considerado.
Kim abrió la boca para hablar y la cerró al instante. Debía estar tomándole el pelo. No sólo erapoco considerado, era ...