-
Mosquita muerta
Fecha: 07/04/2020, Categorías: Gays Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos
... coches te están mirando. ¿Te gusta exhibirte? -Me gusta obedecerte. Sonreí complacido, mientras el conductor de una camioneta de reparto soltaba sandeces a su lado. Salimos del centro de la ciudad, pues temí acabar provocando algún accidente o tener algún problema con otro conductor, para dirigirnos a la playa. Estacioné en una zona tranquila en la que había otros coches pero parecían desocupados. Seguí acariciando su sexo, alabándolo pues ahora está perfecto, le dije, subiendo a sus tetas alternativamente. Pero el juego al que dediqué más rato fue a penetrarla con un dedo para hacérselo chupar lleno de flujo. Mientras, quise conocerla mejor, sobre todo sus hábitos y disponibilidad, pues a fin de cuentas se trataba de una madre de familia que no vivía sola. Así, supe que se había separado hacía menos de medio año, que había tenido dos amos anteriores a su marido, aunque éste no lo había sido, pues no le iba el juego. Supuse que allí había una de las razones de la ruptura. Respecto a sus horarios, se mostró completamente abierta. Su madre cuidaba del niño, lo llevaba al cole, lo recogía, le hacía la cena, así que podía llegar tarde cuando yo decidiera. Los miércoles y un fin de semana alterno, el crío estaba con el padre. Todo esto me lo explicó respondiendo mis preguntas con monosílabos, mientras mi dedo percutía o era limpiado. También quise conocer sus límites, pero no había ninguno, solamente se centraba en obedecer. -¿Puedo darte por el culo? ...
... –Asintió. Por lo que entendí, su ex marido nunca se lo había hecho, pero los amos anteriores sí. ¿Pegarte? Asintió. ¿Entregarte a otros? Asintió. Todo le parecía bien, algo que confirmó pronunciando la única frase larga de la noche: -Haré cualquier cosa que ordenes, solamente deseo obedecerte. -Sal del coche y rodéalo. –Fue mi primera orden de prueba. No se lo pensó. Abrió la puerta, descendió completamente desnuda, obviando medias y zapatos, caminó hacia su derecha hasta volver a llegar a la puerta donde se quedó quieta, esperando, con la cabeza baja y las manos entrelazadas. –Las manos detrás. Así estuvimos un rato, yo mirándola, ella esperando, ofreciendo su cuerpo a cualquier peatón que paseara por la zona. Pero no pasó ninguno. O yo no me di cuenta. No sé quién estaba más excitado, pero yo lo estaba mucho, así que le ordené arrodillarse en el suelo. Bajé del coche y me acerqué a ella. Sus pechos subían y bajaban al son de una respiración acelerada, mientras sus rodillas estaban bastante separadas para dejar abiertas las piernas. Me paré delante, obligándola a girarse hacia mí, me desabroché el pantalón y me saqué la polla, durísima. Chupa. Acercó la cabeza, sin mover las manos, y la engulló. Con verdadera ansia, gimiendo. Miré en derredor, deseando que alguien nos viera, pero no se dio el caso. Debería haber aguantado para continuar el juego, pero estaba muy excitado, así que decidí cambiar de planes. Acogió mi simiente jadeando, para tragársela cuando se lo ...