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Mosquita muerta
Fecha: 07/04/2020, Categorías: Gays Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos
... sacó un vestido de lana, de cuello alto, pero corto de falda. Póntelo. Iba a desnudarse cuando le ordené ponérselo encima pues no quería perder más tiempo. Le llegaba hasta medio muslo y no tenía mangas, pero pronto vi que se estaba asando. -Esta es la medida máxima a la que quiero tus faldas a partir de mañana –ordené. –Ahora quiero ver alguna camiseta ceñida. Se dio la vuelta, rebuscó en los cajones, pero todo lo que encontraba eran camisetas interiores, de tirantes la mayoría. ¿No tienes ningún top? Pregunté. Nerviosa, buscaba y buscaba pero no aparecía nada que se le pareciera. Finalmente la conminé a quitarse el vestido, así como la blusa y falda de monja, para dejarla en ropa interior. Se puso una camiseta interior e hice que se mirara en el espejo. -Vistes como una monja pero eres una perra. Así que a partir de ya vas a mostrarle al mundo lo que realmente eres. No quiero volver a verte con prendas del siglo XIX. ¿Ves como se te marca la figura con esta camiseta? ¿Cómo destacan tus tetas? Así quiero verte a partir de ahora. –Dicho esto le pegué una buena nalgada que la hizo gemir. También le hice mostrarme la ropa interior, pero aquí sí solía usar conjuntos más o menos provocativos. Así como las medias, la mayoría con goma. -Vístete, nos vamos. –Me miró sorprendida, sin duda esperando jugar en su habitación, pero mis planes no iban por allí. ¿Qué quieres que me ponga? Preguntó. –Lo que llevabas está bien. No la toqué en el ascensor ni en el coche, ...
... por más deseosa que ella estuviera. Conduje hasta el centro comercial más próximo y la guié hacia las tiendas de moda. Vamos a renovar tu vestuario, le dije, ya sabes qué quiero que te compres. Entramos en tres tiendas. En la primera se probó un par de prendas pero no me gustaron. En la segunda sí compramos, pagué yo. Tres faldas, dos camisetas de manga tres cuartos, una blusa entallada y un vestido corto de escote en pico. Cada pieza que se probaba debía salir a mostrármela para que yo diera el visto bueno. La tercera tienda fue la más divertida, aunque solamente se compró dos prendas. Un pantalón ceñido y un top morado. Había vuelto a entrar en el probador para ponerse su ropa de nuevo cuando entré con ella. Estaba en ropa interior así que le pregunté si le gustaba la ropa que se había comprado. Asintió, aunque lo que realmente le gustaba era comprarse lo que yo decía. -Bien, agradécemelo. Giró la cabeza para mirar a través de las cortinas. Estaban echadas pero siempre queda una ranura hasta la pared, que no le permití ajustar. Se arrodilló en el suelo, me la sacó y cumplió con su labor, hasta que le llené la boca. Ya puedes vestirte mientras voy a pagar esto, pero no lo hice. En cuanto llegó a mi lado, le tendí las dos prendas y le ordené pagarlo ella. Quiero que preguntes, además, si tienen el top con inscripciones obscenas. Se giró hacia mí con los ojos abiertos como platos, pero seguí caminando hacia la caja tranquilamente. Tendió la ropa a la dependienta. ...