1. Mosquita muerta


    Fecha: 07/04/2020, Categorías: Gays Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos

    ... era la única.
    
    Justo acercarme yo a la barra, un tío de cuarenta y largos con bigote recortado y mirada felina la asolaba. No era atractivo pero sí estaba hambriento, acostumbrado a nadar en aquel mar de peces necesitados. Como había hecho en el local precedente, me quedé cerca para que ella se sintiera tranquila, a la vez que podía escuchar parte de la conversación.
    
    El tío no tardó ni cinco minutos en tomarla de la cintura, acercándosele mucho para hablarle al oído. María no daba ningún paso pero tampoco paraba al hombre, lo que lo envalentonó así que pronto su mano bajó a sus caderas o subió por su espalda. Se acabaron la copa y salieron a bailar. Aprovechando que la siguiente canción era lenta, el tío la tomó de las caderas directamente mientras ella se apretaba a su cuerpo clavándole las desprotegidas tetas en su torso. Si el tío no se había dado cuenta de que no llevaba sujetador, algo improbable, ahora las debía sentir perfectamente.
    
    Le dijo algo al oído, mi chica asintió, dijo algo más y aprovechó para bajar las manos y asirla de las nalgas descaradamente. Trató de besarla en el cuello, pero ella se apartó por lo que volvieron a la barra. Pidieron otra copa sin que el tío la soltara, ahora de la cintura. Aprovechando que María me miró buscando mi asentimiento le hice un gesto con ambas manos para que se soltara un botón de la blusa. Vi como se sonrojaba, pero obedeció disimuladamente cuando el tío se giró para tomar las bebidas de la barra.
    
    Cuando la encaró, ...
    ... tendiéndole el combinado, le miró las tetas sin disimulo. Si el hombre hubiera sido más alto, posiblemente se las podría haber visto, pero al tener estaturas parecidas, solamente podía verlas si se ladeaba pues el escote se ahuecaba ligeramente. Si el gesto, tal vez involuntario de la chica, ya no era de por sí invitador, dos pezones durísimos amenazando con cruzar la tela confirmaban que aquella tía había ido a por pan y mojar, así que el tío ya no se anduvo por las ramas.
    
    La tomó del culo descaradamente, acercándola, mientras le susurraba lo guapa que era y la invitaba a ir a un lugar más tranquilo. Yo no podía oírlo claramente, pero era obvio que por allí iban los tiros. María no asentía pero no frenaba los avances por lo que la besó en el cuello aprovechando para sobarle la teta izquierda.
    
    Mi compañera me miró, coloradísima, buscando instrucciones, pero no le di ninguna. No le había ordenado pararlo, así que desconocía hasta dónde iba a llegar. El tío prosiguió sus avances, llegó a agarrarle las dos tetas, encontrándose con que la única negativa de la tía que se iba a tirar en breve era besarlo. Por un momento me pareció que el hombre bajaba la mano a la entrepierna de su presa, pero no se atrevió. Me hubiera gustado que hubiera notado su desnudez, pero debía ser consciente de que ya estaban dando demasiado el cante, así que optó por invitarla a un lugar más discreto.
    
    Eso pude oírlo, así que asentí con la cabeza para que María aceptara. Salieron del local con la ...
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