1. Desafío de galaxias (capitulo 80)


    Fecha: 26/09/2017, Categorías: Infidelidad Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... —respondió Hirell con una sonrisa al tiempo que Sarita la sacaba la lengua—. Antes de que te vayas a desayunar, hay que solucionar el problema de los que se rinden, no ha sido en masa, pero ya tenemos a más de cien mil.
    
    —Hay que sacarlos hacia retaguardia. Habla con Hoz para que mande sus transportes a recogerlos.
    
    —Marisol, —dijo J. J. entrando en el C. M.
    
    —¿Qué ocurre?
    
    —Tenemos un grupo de cónsules que se han entregado, y… un pretor.
    
    —¡No jodas!
    
    —Sí, y quiere colaborar.
    
    —Vamos a hablar con él, —dijo Marisol levantándose de su sillón.
    
    —Pero no le claves nada, —bromeo J. J.
    
    —Primero tiene que desayunar, —dijo Sarita, y ante la mirada interrogativa de J. J., añadió—: anoche casi no cenó y ahora no quiere desayunar.
    
    —¡Venga ya!, ¿no has desayunado?
    
    —¡Joder, otro igual! Me tenéis harta. Esta bien, vamos a desayunar. Hirell, por favor, avisa a Trens y a Hoz, y que vengan. Si ve a dos de su especie es posible que colabore más.
    
    Si hay algo que el pretor no esperaba, era que Marisol entrara en la estancia donde lo tenían vigilado. Estaban en un edificio cercano a los limites de la ciudad. El pretor se levantó de la silla, y la miró con ojos temerosos, pero intentando no dar esa imagen, pero no lo conseguía: su imagen era patética. Marisol se situó frente a él mientras este bajaba la mirada al ver a sus acompañantes: Trens, Hoz e Iris. Esta, se acercó por detrás a Marisol y la cuchicheo algo al oído.
    
    —Parece que no es usted un desconocido, ...
    ... —dijo Marisol haciéndole una indicación con la mano para que se sentase. El sargento, la acercó una silla para que hiciera lo mismo—. Bien, usted dirá.
    
    —Quiero inmunidad.
    
    —¿Qué mierda es esa?, ¿inmunidad?, ¿para qué?
    
    —Para poder ir donde yo quiera… y que no se tenga en cuenta las mentiras que cuenten de mí.
    
    —¿Tu estas loco? —intervino Trens que no podía creer lo que estaba oyendo—. Un asesino como tú circulando por la galaxia.
    
    —No soy un asesino, —Anahis sujeto a Iris para que no se le lanzara al cuello.
    
    —Parece que conoces a mi amiga Iris, era tu hembra, tu puta, y ella dice lo contrario, —dijo Marisol cogiendo la tableta que le tendía Sarita con el expediente del pretor— y por lo que veo, mi servicio de inteligencia coincide con ella.
    
    —Todo es mentira: te interesa creerme a mí.
    
    —¿Y por qué me va a interesar?
    
    —Porque puedo mostrarte los pasillos secretos que atraviesan los campos de minas por la zona sur. Te conozco y sé que harías cualquier cosa para ahorrar la vida de tus soldados.
    
    —Te equivocas, no tienes ni idea de cómo soy yo, en cambio, yo sé que eres un puto cobarde y un traidor asqueroso, y no hay nada que desprecie más.
    
    —Pero…
    
    —Mi señora, —dijo Hoz— tal vez seria bueno que salieran todos y nos deje a nosotros… «hablar» con él.
    
    Marisol siguió mirando al pretor fijamente. Después se levantó e hizo una indicación a todos para que salieran de la habitación.
    
    —Marisol, me gustaría quedarme, —dijo Iris.
    
    —¿Estás segura? —la susurro— ...
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