La historia de Ángel, solo era un muchacho (02)
Fecha: 19/04/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... que me mirara.
-No tengo bañador. -Eduardo volvió a reír divertido.
-Oriol tenía montones, pero no importa puedes hacerlo desnudo, así estarás preparado para la siguiente sesión.
Y como tenía ganas de hacer ejercicio no tuvo que repetírmelo otra vez, me quité rápidamente la ropa y caminé al otro extremo, donde estaba la puerta de cristal que daba acceso a la piscina. Esta era rectangular, ovalada en dos de las esquinas y me tiré de cabeza.
Nadé un rato esforzándome hasta sentir que los músculos me dolían, pero resultaba delicioso, llevaba muchos días sin hacer ejercicio de verdad.
Eduardo, envuelto en un albornoz, me hacía señas para que saliera y me tenía preparado otro igual al suyo para mi, me llegaba hasta cubrirme los pies.
El masaje, como ya me había advertido, resultó placentero, y hasta me pareció cargado de erotismo sentir las manos enormes abrirme las nalgas, y jugar delicadamente con los dedos en la entrada de mi ano.
La mañana transcurría y sin darme cuenta de que el tiempo pasaba.
-Te ha gustado. -Eduardo repartía su tiempo mirando una ...
... gran pantalla de televisión, sintonizada en un canal de noticias económicas y mi cuerpo manejado por el gigante masajista.
-Ha sido estupendo y me lo he pasado muy bien, nadando y con el masaje. -Eduardo parecía estar contento y volvió a reírse con ganas.
-Yo también me lo he pasado bien, hacía mucho tiempo que no lo pasaba así, ahora vamos a la ducha y prepararnos para comer.
El camino de mi entendimiento con Eduardo estaba iniciado, y se consolidaría en la comida, no estaban Ana María ni Pablo y Alicia nos la sirvieron en el comedor cercano a las cocinas.
Eduardo empezó a dar pequeños pedazos de nuestra comida a Dulce y le secundé, el perrito viajaba de una mano a la otra para comer aquellas golosinas que le entregábamos. Después se marchó para echarse la siesta a su habitación, y yo salí a dar un paseo por el parque cerrado a la libertad y al mundo real. Pero ese día no lo sentía tanto, hacía un calor inusual para la época y me sentía a gusto caminando sobre la hierba y jugando con Dulce que alborotaba el silencio rompiéndolo con sus ladridos.
Continuará…