NO LE DIGAS A MAMI: MARINA
Fecha: 01/05/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: rxxa4, Fuente: SexoSinTabues
... se levantó y caminó hacia detrás de su hija para cerrar las cortinas del gran ventanal. Volteó a ver a su hija y la niña se volteó también para verlo. Cruzaron miradas nuevamente y ambos sonrieron, pues se encontraban solos una vez más y disfrutarían de su juego secreto. La niña se puso de pie y sin desviar su mirada de la de su padre, levantó su vestido color café, dejando a la vista de su progenitor sus pantaletas blancas con lunares de varios colores, adornadas con un moñito en la parte del frente bajo el elástico. Gerardo dio un paso hacia el frente y se agachó, se inclinó un poco hacia el frente y colocó su nariz justo en la vagina de su hija, aspirando ese aroma característico de niña. Luego de esto se separó un poco, colocó sus manos en los costados de las pantaletas de Marina y jaló la prenda hacia abajo, encontrando nula resistencia por parte de la niña. Levantó su cabeza y de nuevo miró a su retoño a los ojos quien tenía una sonrisa pícara. Su mano derecha se levantó y con su dedo índice comenzó a frotar la infantil rayita. - Que suave tienes tu puchita bebé. - dijo el hombre. Marina solo sonrió y se dejó hacer. El dedo se movía lento sobre la vagina, haciendo sentir a Marina una gran sensación, la niña miraba cómo la mano de su padre se movía, mientras de su puchita comenzaba a salir algo de humedad. Debido al gran placer que empezaba a sentir, no pudo evitar cerrar sus ojitos, relajándose y dejándose levar por lo que sentía. Aquel juego secreto lo habían jugado ...
... desde hace dos años, cuando Marina tenía ocho añitos, un día que Irma fue a visitar a su hermana en otra ciudad, a cuatro horas de donde vivían. Como la niña debía asistir a clases, decidieron que ella iría sola y Gerardo y su hija se quedarían. A partir de ahí ambos compartían ese caliente secreto. La niña abrió su boquita, dejando escapar un largo y gutural gemido lleno de placer. - ¡Aaaaaaaaaah! En ese momento, Irma se encontraba en la sección de frutas y verduras del supermercado, mientras seleccionaba unas grandes, redondas y apetitosas naranjas. Había planeado preparar naranjada para acompañar al pollo a la jardinera que cocinaría. Tomando su tiempo, revisaba la fruta y así poder elegir la de mejor calidad para su familia. En casa, Gerardo, quien ya se había quitado sus pantalones, estando cubierto de la cintura para abajo solo con bóxer y con camisa morada, se encontraba besando tiernamente los dulces labios de su pequeña hija, sumergido en un mar de pasión. Un par de minutos después, se separó de los labios de la niña y la miró nuevamente directo a sus ojitos. En ellos notaba la excitación que ella tenía, y además denotaban amor. La pequeña Marina se encontraba profundamente enamorada de su propio padre. Deseaba que ese momento nunca terminara, y jugar el juego secreto con papi para siempre. Gerardo se puso de pie y la nena se arrodillo frente a él, quedando su prominente bulto frente a ella. Tomó el bóxer negro de su padre del elástico y jaló hacia abajo, liberando el ...