1. Lobas (El ermitaño)


    Fecha: 05/05/2020, Categorías: Confesiones Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    Un viernes por la tarde, estaba Diana en un bar con una amiga, rubia como ella y con un cuerpo que quitaba el hipo. Las dos estaban contentillas. Diana, le preguntó:
    
    -¿Crees en los hombres lobo, Soraya?
    
    -Todos los que conozco comen más con la vista que con la boca.
    
    -Me refiero a un hombre lobo de verdad.
    
    -Esas criaturas no existen. Existen los vampiros.
    
    -¿Y dónde los has visto tú?
    
    -En el banco.
    
    -No estoy de broma. Yo conozco uno.
    
    -¿Cómo se llama?
    
    -Saulo, y es tío mío.
    
    -¿El ermitaño? ¿Ese que dicen que vive en La Montaña del Diablo?
    
    -Ese. Follé con él y volveré a follar. Es una bestia metiendo y sacando.
    
    Soraya, le echó un trago al gin tonic, y después le dijo:
    
    -¡Qué poco aguantas la bebida, cariño!
    
    -Nada tiene que ver la bebida con lo que te estoy diciendo.
    
    Soraya, con tono burlón, le dijo a Diana:
    
    -Hoy comienza la fase de luna llena. ¿Vas a ir a follar con el hombre lobo?
    
    -No follé con él de noche, follé con él de día.
    
    -Claro, claro. No cojas la moto para volver a casa, hazme caso. ¿Quieres que te acerque yo?
    
    -Sí, esta noche no me gustaría estar sola. Puede que el semen que depositó dentro de mi haga que me transforme en mujer loba. Quisiera que me ataras a la cama por si eso ocurre.
    
    -Original.
    
    -¿Lo qué?
    
    -La manera de decirme que quieres follar conmigo.
    
    -No quiero follar contigo.
    
    Soraya no la creyó y fue al ataque.
    
    -¿Desde cuándo te gusto? Tú a mí me gustaste desde la primera vez que te vi.
    
    -No ...
    ... me gustas como mujer, bueno, sí, -se puso colorada- me gustas, pero no soy lesbiana.
    
    -Ni yo, bueno un poquito, ¿Pero no somos todas las mujeres un poquito lesbianas?
    
    -Supongo que sí.
    
    -¿Dejarías que te hiciera el amor?
    
    -No sé, puede que no, o puede que sí.
    
    -Yo ya hice algún dedito pensando en ti. ¿Y tú?
    
    -Pensando en ti, no.
    
    -¿Y en otra chica?
    
    -Sí.
    
    -¿En quién pensaste la última vez?
    
    -¡A ti te lo voy a decir!
    
    -Te digo con que amiga nuestra me acosté si me dices tú en quién pensaste.
    
    Diana era demasiado curiosa. No se lo pensó dos veces.
    
    -En Sonia. Pensé en Sonia cuando me hice el último dedo.
    
    -Yo me acosté con ella.
    
    En la boca de Diana se dibujó una hermosa sonrisa.
    
    -¡¿De verdad?!
    
    -De verdad de la buena.
    
    -¿Es dulce en la cama?
    
    -Sí, su chochito sabe a miel de colmena. Tengo unas ganas locas de comerte el tuyo. ¿Te llevo a tu casa?
    
    -Lleva.
    
    Diana, que trabajaba de modista, vivía sola en una casita que alquilara a las afueras del pueblo. La casita estaba al lado de un monte, y allí la llevó Soraya en su moto.
    
    Diana, al entrar en su habitación, le dijo a Soraya, que la había cogido por la cintura y la besaba en el cuello:
    
    -Hueles a pecado.
    
    -Soy un pecado húmedo, muy húmedo -le giró la cabeza con tres dedos y la besó- un pecado que te va a hacer pecar.
    
    Soraya le bajó la cremallera del vestido. Le quitó el sujetador y le magreó las tetas mientras seguía besando su cuello y sus labios. Le quitó las bragas, se ...
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