1. Lobas (El ermitaño)


    Fecha: 05/05/2020, Categorías: Confesiones Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... ellos una manada de lobos.
    
    Saulo y Diana despertaron uno al lado del otro, en la cueva. No se acordaban de nada de lo que hicieran, pero al estar cubiertos de sangre, Saulo, supo que le había jodido la vida a su sobrina.
    
    -Lo siento, Diana. No fue mi intención...
    
    -No lo sientas. Estuve leyendo sobre los licántropos y somos inmortales.
    
    -Cambiarás de idea. La nuestra no es vida, es una aberración.
    
    -Las noches de luna llena, el resto del mes podemos vivir como reyes con tu herencia. Te he traído ropas limpias para que vuelvas a la ciudad.
    
    -Iré contigo. Te lo debo. Ahora vamos a lavarnos a la fuente.
    
    Las portadas de los periódicos del quiosco del pueblo llevaban una foto con una noticia en letras grandes: "HIJO DE GRANJERO FOTOGRAFÍA UNA MUJER LOBA COMIENDO UN CERDO EN LA GRANJA DE SU PADRE".
    
    En su casa, Soraya, cogia alguna ropa y la metía en una bolsa con la idea de ir en busca de su amiga Diana y su tío.
    
    Saulo y Diana sintieron el ruido de una moto subiendo los caminos de tierra de la ladera de la montaña y se taparon los oídos. Al llegar al lado del pequeño huerto, Soraya, se bajó de la moto, quitó el casco y unos tapones que traía en los oídos, y les dijo a Saulo y a Diana que estaban comiendo una sandía:
    
    -¡Familia de monstruos! Me habéis condenado a una vida de perros.
    
    Saulo, miró para su sobrina, y le preguntó:
    
    -¿Te acostaste con ella?
    
    -Se acostó ella conmigo.
    
    -¡Tenías la rabia y no me lo dijiste, zorra!
    
    -Te dije que ...
    ... podría estar contagiada.
    
    Soraya, se abalanzó sobre Diana, diciendo:
    
    -¡Te voy a hacer un traje de hostias, puta!
    
    Diana la recibió con un puñetazo en el estómago.
    
    -¡Y una mierda, come coños!
    
    Se enzarzaron a hostias. Luego, a tumbos por el suelo, se rompieron las ropas y las bragas, después, ya medio desnudas, al tirarse de los pelos, sus bocas se rozaron. Se escupieron a la cara una a la otra. Volvieron a dar tumbos pegadas como lapas. Sus tetas y sus coños se rozaban. La pelea las excitaba, ya que las dos tenían el interior de los muslos húmedos, y aquello, sudor no era... Cuando ya estaban calientes, en los dos sentidos, Saulo, las separó.
    
    Las dos muchachas intentaban zafarse de Saulo para seguir dándose de leches, aunque yo creo que lo que se morían era por comerse las bocas, las tetas, los coños, se morían por comérselo todo.
    
    Diana, con los ojos inyectados en sangre, una teta fuera de la camisa y con las bragas en los pies, le dijo a Saulo:
    
    -¡Suéltame que la como!
    
    Soraya, con las dos tetas al aire, el vestido rasgado, el coño al aire y cara de abrevada, le dijo a Saulo:
    
    -¡Suéltala, suéltala que me la zampo!
    
    -Tenéis toda una eternidad para pelearos.
    
    Lo de la eternidad calmó a Soraya. Le preguntó a Saulo:
    
    -¡¿No moriremos nunca?!
    
    -Si en fases de luna llena venimos a la cueva, no.
    
    Los ánimos se fueron calmando, y más se calmaron cuando les dijo Saulo:
    
    -Estáis escandalosamente sensuales.
    
    Diana, le preguntó:
    
    -¿Quién está más ...