Mi tía Claudia
Fecha: 10/05/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Aquella era una tarde de agosto como otra cualquiera, aun me quedaban unas cuatro horas de trabajo, lo cual era realmente agobiante, pues todos mis amigos estarían en la piscina tranquilamente, y yo como un cabrón arreglando enchufes. Nunca había tenido problemas para ligar, con 24 años tenia novia hacia dos, eso sí, nunca había renunciado a tener algún que otro lío. Uno de ellos, el más habitual, era mi prima Alicia, una veinte añera calentona que disfrutaba tirandose cada fin de semana a alguno, y por suerte la mayoría de veces era yo.
Alicia tenía un buen cuerpo, no era ni mucho menos una chica espectacular, pero sabia explotar al máximo sus posibilidades. Tenia un bonito culo, de esos respingones que disfrutas tocando, además ella se encargaba de que todo el mundo se fijase en él pues siempre llevaba ropa muy ajustada que permitía deleitarse con los minúsculos tangas que lucia. Un buen par de pechos, no muy grandes, preciosos en su consistencia y coronados por unos grandes pezones morenos, poderosos, que ante cualquier estimulo se erguían desafiantes. En fin, era un cuerpo dotado para el sexo y una mente muy imaginativa a la hora de follar, es decir una mezcla irresistible, incluso para mí que era su primo.
Hacia las 5 de la tarde me llego un mensaje al busca, la dirección me sonaba pero no me percate de donde era, hasta que llegue, era la casa donde más de una vez había ido a follar con Alicia, la casa de mi tía Claudia, el corazón me dio un vuelco al pensar lo ...
... que pasaría si mi tía supiera lo que hago con su hija en su casa, no le di mayor importancia y sin mas llame al timbre, me respondió Claudia:
-Ah, eres tu, sube me tienes que arreglar la lámpara de mi habitación.
Solo pensaba en terminar y poder irme a casa a descansar. Cuando Claudia, mi tía, me abrió la puerta me quede de hielo:
-No te esperaba tan pronto, pasa, que calor hace verdad sobrino, aquí estarás mejor que en tu furgoneta, tengo el aire acondicionado al mínimo, ¿no lo notas?
Si que lo notaba, sobre todo por el calenton que me dio al verla casi en ropa interior. Nunca me había fijado de esa forma en ella, era una mujer de 52 años que por la calle vestía como todas las mujeres de su edad, nunca hubiera imaginado que tenia ese cuerpazo. Tras la pequeña blusa, que llevaba a juego con un pantaloncito, pude observar como sus dos grandes pechos luchaban por salir de un sujetador blanco con encajes más propio de una puta de película porno que de una mujer de su edad, lo del aire acondicionado era cierto, sino como explicar el tamaño de sus pezones, lo que es cierto es que se cuidaba, tenia una piel morena, como de rayos uva muy cuidada, unas preciosas piernas y unas caderas ensanchadas por el paso de los años y por las muchas cabalgadas que habría tenido con mi tío Luis, supongo. Su pelo moreno hasta los hombros, cubría su hermoso cuello. También me sorprendió que fuera tan cómoda y sin embargo llevaba los labios pintados de un color rojo fuerte, que reforzaban ...