La historia de Claudia (14)
Fecha: 28/09/2017,
Categorías:
Masturbación
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... a veces se hundía en él haciendo que Elina corcoveara entre jadeos y expresiones obscenas mientras aferraba a la perra por los cabellos alentándola a que siguiera. Claudia, que desde siempre sentía fascinación por los pechos femeninos, extendió sus manos a ciegas en busca de los de Elina y al encontrarlos los aferró oprimiéndolos con fuerza, retorciéndolos, apretándolos uno contra el otro y deseando desesperadamente chupar esos pezones que se habían puesto durísimos al primer contacto de sus dedos.
Siguió lamiendo alternativamente el culo y la concha, sorbiendo con avidez los jugos de la señorona que brotaban generosamente de entre los labios genitales mientras sentía que ella también estaba chorreando.
-¡Cogeme! ¡Cogeme, grandísima puta! ¡Cogeme yaaaaaaaaaa! –exigió de pronto Elina y entonces Claudia, sofocada, con las mejillas ardiendo y la boca inundada de flujo, se enderezó y tras estimularle un rato el clítoris con el vibrador se lo hundió en la concha de un solo envión.
-¡¡¡¡¡Aaaaaaaahhhhhhhhhh!!!!!! –gritó la señorona y la sumisa empezó a mover el juguete mientras poseída por el más violento deseo le metía dos de sus dedos en el culo.
-¡¡¡Más!!!! ¡¡¡¡¡Máááááááááááa!!!!! –aullaba Elina entre convulsiones y poco después se disolvía en un prolongado y violentísimo orgasmo.
Claudia quedó unos momentos como atontada por el clima ardiente en el que se sentía envuelta y luego se echó en el piso de espaldas y comenzó a tocarse en busca de su propio orgasmo. ...
... Pero la señorona, sacudida por un presentimiento en ese sentido, saltó como impulsada por un resorte, se le echó encima y la sujetó por las muñecas riendo sádicamente:
-¡¡¡No, perra, nada de eso!!!
-Por favor, señora... aaaahhhhhh... por favor... no me... no me deje así... aahhh... se lo suplico... aaahhhhhhhh... –y se puso a llorar presa de la enorme tensión que sentía en todo su cuerpo hambriento de placer.
-Querés gozar, ¿eh, perra en celo? –le dijo Elina sin soltarla.
-Sí... ay, sí, señora, por favor... por favor...
-Bueno, te voy a dar el gusto... –concedió la dueña de casa mientras emitía una risita perversa, y poniéndola boca abajo le inmovilizó las manos en la espalda y los tobillos, uniendo ambos brazaletes y las tobilleras.
-Así no te tocás hasta que yo vuelva... –le dijo y salió del dormitorio dejando a Claudia sumida en la desesperación.
Volvió minutos más tarde llevando con ella un enorme perrazo de pelaje negro y lustroso que respiraba con la lengua afuera y se puso a ladrar al ver a la sumisa.
Claudia, alarmada, levantó la cabeza y en su cara se dibujó una expresión de miedo.
-¿Querías gozar, eh, puta? –le dijo Elina. –Bueno, aquí te traje a Gandul para que te pegue una buena cogida, ¡¡¡¡jajajajajajajajajajajaja!!!!!
-¡¡¡¡¡Nooooooooooooo!!!!! ¡¡¡¡¡¡No, señora, por favor, eso no, noooooooooooooooooooo!!!!!!!
-Sí, grandísima perra, claro que sí, pero antes ya vas a ver lo que te pasa por haber ofendido a mi querido Gandul con tus ...