1. Ana 2. obligada a pagarle al gasista en especies


    Fecha: 17/05/2020, Categorías: Confesiones Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... invitándome a participar mientras peteaba al otro. Levanté el vestido con flores rojas y azules hasta su cintura. Ella seguía concentrada en su mamada, así que no prestó mucha atención cuando volví a meter mis manos en ese culo blanco y redondo. La zanja era muy pronunciada, los cachetes estaban bastante separados, típico en las minas a las que les gusta que le den por el culo. Comencé a besarlo, era cálido y delicioso. Pasaba mi legua por ellos mientras los estrujaba con las manos, intercalando cada tanto mordiscos suaves. “si, así, que bien la chupas bebé” seguía diciendo Jorge. Se escuchaba cada tanto el sonido de la garganta de Ana atragantándose con esa lanza gruesa. Yo le metí un lengüetazo al ano, y aun con la pija en su boca Ana emitió un suave gemido. Esto me entusiasmo, así que ataqué esa zona. Enterré mi cara en el orificio y arremetí con chupadas intensas. “mmh” gimió ella.
    
    — ¿Te gusta no putita?” — le grité yo, antes de enterrarme de nuevo en ella.
    
    — mmmh. — fue su respuesta enloquecedora.
    
    Seguí un buen rato metiendo la lengua en esa parte que no fue inventada para el sexo, pero que sin embargo todos disfrutamos. Cuando lo vi lleno de saliva, decidí que estaba listo para recibir mi dedo. Se lo metí de una, sin preocuparme de dañarla, mandé el índice hasta el fondo. Ella gritó un “¡aaayyy! De dolor mientras sus caderas empujaban hacia adelante tratando de librarse del dedo intruso, sin embargo el grito también fue un gemido de placer, por lo que seguí ...
    ... mandando con fuerza mi dedo una y otra vez. Ella se retorcía de placer, pero le resultaba difícil seguir con el pete, porque los movimientos hacia delante eran muy bruscos, por lo que bajé la intensidad, para que Jorge, que la tenía agarrada del pelo, pudiera seguir gozando.
    
    Ana se concentró en chupar la pija con decisión, mientras yo escarbaba su culo. “si, bebé así, a ver métetela toda entera, si, así, bebé, dale que ya voy a acabar, si, dale, más rápido, así, sí con la lengüita en la cabeza, si, ahí voy bebé, sí, sí, aaaah” y la pija escupió su leche en esa carita de nena perversa que tanto amaba. La eyaculación fue muy potente, incluso me cayó una gota al pecho, pero no me importó, la calentura hacía que esos inconvenientes sean nimiedades. Volví con mi penetración, pero ahora metí dos dedos. Costaba más introducirlos, y ella se retorcía mas que nunca pero mantenía su posición de perra. Habré embestido al menos veinte veces con esos dedos, mientras Jorge observaba cómo Ana soportaba esos ataques con dignidad. El dolor la hacía tirarse hacia delante, casi acostándola boca abajo, pero enseguida volvía a flexionar sus piernas, sacudía su cabellera rubia y entregaba el culo a un nuevo ataque.
    
    Cuando me cansé de jugar con su culo, decidí de que ya era hora de que le de una verdadera cogida. No le iba meter la pija en el ano, porque era muy gruesa para ella y yo no lo disfrutaría. Me puse el forro, y agarrándola de las nalgas, ante la mirada atenta de Jorge que se pajeaba ya ...
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