1. El tío y la sobrina de su esposa. Hombre maduro, mujer joven, placer asegurado


    Fecha: 17/05/2020, Categorías: Hetero Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... frotando el fondo de la vagina.
    
    - Cómo te estoy gozando, cómo me gusta! Qué ganas tenía de una pija dentro. Qué hambre por Dios, no aguantaba más!
    
    Seguía subiendo y bajando, un ritmo difícil de seguir sin acabar, silenciosa y concentrada en sus sensaciones. Estando abajo, trataba de pensar en otra cosa, demorar lo más posible, prolongar este genial disfrute. Detuvo el movimiento y dijo:
    
    - Me voy!!, acabo!! Ah, ah! estoy acabando! Hablaba, reía, lagrimeaba, todo junto.
    
    - Ah, ah! No puede aguantarme, tus movimientos y la indecisión. Me… vine dentro. No soy de hacer esto sin avisar,
    
    Ella parecía no escuchar mi culposa disculpa, seguía volando. La retenía de las caderas, estremecida por el brutal orgasmo. Mordía los labios para no gritar demasiado fuerte. Volvió al movimiento con suspiros de felicidad, interrumpe para decir:
    
    - Cielo, podés acabarme adentro, tengo puesto el “diu”, no hay problema.
    
    Creo que nunca escuchó mis palabras, tampoco pudo sentir la acabada.
    
    Se quedó montada, con el miembro dentro, sonreía, moviéndose y disfrutando de un nuevo orgasmo.
    
    El silencioso recogimiento del relax nos encontró tomados de la mano, nos abrazamos en silencio, cada uno en su mundo, disfrutando de ese momento único e irrepetible.
    
    Buscó la toalla para secar los fluidos que se escurrían de su sexo, humedad y semen habían dejado un charco sobre la sábana, limpio dentro de la cueva, necesitaba sentir la fricción de la verga bien ajustada.
    
    - Dame vuelta, ...
    ... ven desde atrás, colocada de perrita, me gustaría sentirte así.
    
    Esta muchacha realmente sabía hacer feliz a un hombre, gustaba sentirse dominada, sometida brusquedad, sentía fluir la hembra que disfruta del sexo intenso, violento y descontrolado. Presintiendo la eyaculación me pidió, rogó, que demorara otro poquito, que está llegando nuevamente. – Aguanta, estoy llegando, ahora me cuesta, pero ya lo siento. Casi no terminó la frase cuando los gemidos pusieron estrellitas de colores al estallido emocional y físico del orgasmo.
    
    Uno, pero que largoooo! Resultó. – Vamos papi, ahora vos, dame tu leche, dame mi leche!!
    
    Invitado de ese modo, solo bastó empujar un par de veces, con fiereza y juntos dimos el grito triunfal, sus grititos saludan la venida del semen caliente. Permanecí montado sobre sus nalgas, el torso sobre su espalda, derrumbados sobre el lecho, el macho cubriendo a la hembra.
    
    Me dejé caer de costado, tumbado boca arriba, la pija brilla con restos del polvo, aun tiesa apuntando al cielo. Con un gesto entendió que le faltaba darle las últimas atenciones, limpiar el arma mortal que el guerrero hundió en sus carnes. Lamió y limpió todos los vestigios de la batalla de los sexos, se relamía el sabor salado de mi semen, sonreía.
    
    Mientras se higienizaba, quedé repasando mentalmente los último acontecimientos, mientras escuchaba correr el agua sobre su cuerpo, aproveché para pedir dos whiskies on the rocks. Para cuando llegó al lecho los tenía servidos, lo ...
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