1. Diario de un padre IV (Flashback)


    Fecha: 19/05/2020, Categorías: Confesiones Autor: xverzo, Fuente: RelatosEróticos

    Después de esa aventura en el bus con esa pequeña, recordé que muchos años atrás, cuando tenía unos 15 ó 17 años, tuve uno de mis primeros encuentros sexuales con otra pequeña de menor edad.
    
    Yo vivía con mi padre y mi hermana en una casa de dos pisos. Nosotros vivíamos en la parte de arriba y la de abajo la alquilaba mi padre a un señor y sus hijos pero luego de que se atrasaran en los pagos, nos tocó echarlos. Al poco tiempo llegó preguntando por la pieza una señora con 3 hijos: dos varones y una hembrita. La señora no tenía el dinero suficiente para pagarnos, pero al ver que necesitaba esa pieza mi papá decidió ayudarla con la condición de que lavara nuestra ropa, negocio al cual accedió mientras conseguía cómo poder pagarnos con dinero.
    
    Al principio no dieron problemas, bueno, de hecho nunca, incluso a mi hermana y a mí nos cayeron muy bien, pasábamos el día echando bromas con ellos ya fuera en nuestra pieza o en la de ellos. Al llegar del colegio siempre íbamos al techo de la casa a agarrar mangos en la casa de al lado y los comíamos con sal, o jugábamos al escondite por toda la casa o inventábamos alguna otra cosa. La menor de todos era Mildred, la niña de ellos. Tenía como 10 u 11 años mientras que el resto estábamos entre los 14 y 17, yo era el mayor. Por ser el mayor yo era quien decidía que hacer, donde y cuando.
    
    Después de un tiempo, éramos una especie de hermanos todos. Incluso a veces nos quedábamos a dormir en el cuarto de ellos o ellos en el de ...
    ... nosotros. A Mildred, por ser la menor, siempre la molestábamos más, pero yo era quien la defendía cuando a los demás se les iba la mano con sus bromas. Una noche de carnaval, después de salir a los desfiles y molestar en la plaza, volvimos, nos bañamos y fuimos al cuarto de ellos a echar cuentos de fantasmas, que para ese entonces sí tenía sentido puesto que no había tantas fuentes de información y todo tipo de especulaciones tenían algo de cierto en nuestras mentes, que sí alguien decía haber visto a la sayona, silbón o al jinete sin cabeza entonces por todo el pueblo se corría la voz y por varias semanas la gente se acostaba más temprano.
    
    Pues bien, volviendo al tema: esa noche hablábamos del jinete sin cabeza, que quizá se le había aparecido a un obrero de la hacienda La Patrona que quedaba cerca del río. Decían que llevaba una capa blanca y como era de noche y había luna, había enceguecido incluso al pobre obrero, todos, incluso yo que era quien contaba la historia, empezamos a sentir el miedo en el cuerpo y cuando vi que Mildred ya estaba comiéndose las uñas y temblando de miedo, decidí dejar la historia hasta allí y subir a dormir.
    
    Serían ya como las 12am cuando sentí que abrieron de golpe la puerta de mi cuarto y alguien saltaba sobre mí entre sollozos. ¡El susto fue tremendo! “¡La sayona se me vino encima!” pensé al instante, pero luego me di cuenta que se trataba de Mildred asustada y con una gran bata blanca. La abracé de felicidad pues no se trataba de un espanto y ...
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