1. Historia de la frontera 1: Lorena


    Fecha: 19/05/2020, Categorías: Hetero Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... estos meses de invierno, las noches se tornan frías, y para alguien que no está acostumbrado, el frio parece ser más cruel, y Lorena con su vestido ajustado y aunque he ajustado la calefacción a los parámetros de mi juicio, parecen que no es lo suficiente para ella. Cinco minutos después, es ella la que cambia la conversación:
    
    —Tony, creo que ya no podre aguantar…¡uh… que pena con usted!
    
    —Lorena, ninguna pena. Lo único que por aquí no hay nada. ¿A menos que quiera que pare por aquí en este desierto?
    
    —¡Lo siento, pero creo que lo tendrá que hacer!
    
    Me salgo de la autopista y he tomado una calle solitaria cuya elevación me da la oportunidad de ver el mar del Pacifico. Busco donde parar para que Lorena desahogue su tensión de la vejiga urinaria. Paro y veo que se queda paralizada, y cuando habla simplemente dice:
    
    —¡Tengo miedo!
    
    —Bueno, el miedo le hará que se orine adentro de mi carro.
    
    —Tony, tengo miedo… tengo miedo salir yo sola.
    
    —No querrá que yo le acompañe, ¿verdad?
    
    —Pues si quiero que me acompañe, no quiero salir yo sola.
    
    He salido del coche, ella ya ha abierto su puerta, veo que se mueve de prisa, pero tiene problemas en remover su panti medias, que parecen ser una sola pieza, y antes de quitarse el calzón, debe remover su panti medias, y debido que su vestido es muy ajustado el proceso es muy lento y debido al frio de esta noche, no ha aguantado y se ha orinado en los calzones. De todas maneras, los remueve y ahora orina plácidamente sobre ...
    ... el desierto californiano.
    
    Yo que esa mañana llegaba de acampar, con suerte tenia algunas toallas y una cobija en el baúl del coche. Ella las ha remojado con el agua que todavía conservaba fortuitamente y se ha limpiado lo mejor que ha podido. Obviamente, su primera expresión fue de pena:
    
    —Tony, ¡qué pena con usted!
    
    —No se preocupe Lorena. Imagino que no será la primera ni a la última persona que le pasa algo así.
    
    —¡Es que usted me ha visto todo!
    
    —Bueno, es una emergencia…¿qué podía yo hacer? Hubiese querido asistirla removiendo su panti medias, pero no me pareció prudente. Aunque créame, hubiese querido ayudarla.
    
    Recogíamos las cosas, y las colocábamos en una bolsa plástica, cuando vimos la luz de automóvil que se acercaba. Cierro el baúl de mi coche y le digo a Lorena que se acerque a mí. La tomo entre mis brazos, como si la estuviese besando, pero en realidad solamente le murmuro al oído lo siguiente: No se preocupe, usted diga que es mi novia, que venimos de Rosarito y que vamos para Los Ángeles. El vehículo se ha acercado y cuando esto sucede es cuando se me ocurre pasar mis manos por sus ricas nalgas. Ella no dice nada, pero siento que su cuerpo tiembla. El vehículo es de la policía de caminos, pues lleva sus luces y el oficial así se ha identificado:
    
    —Policía de Caminos. ¿Todo bien con ustedes? – la conversación es en inglés, mientras el agente nos ilumina con una potente lámpara.
    
    —Todo bien oficial. Venimos de Rosarito y hemos salido a flexionar ...
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