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Sugar Daddy (Parte 1)
Fecha: 19/05/2020, Categorías: Gays Autor: angelmatsson, Fuente: SexoSinTabues
... su glande con mis labios. Hice contacto visual y poco a poco me la fui tragando. Su grosor me hacía abrir mucho más la boca, y su longitud no permitía que consiguiera meterme más de 3/5, aunque con mucho esfuerzo. A medida que avanzaba su boca se abría para gemir. Sus ojos se ponían blancos pero luchaba para seguir mirándome. No quería perderse esa fabulosa escena. No imagino lo morboso y erótico que debió ser para él que un chico principiante se estuviera engullendo su verga. Lentamente comencé el movimiento, y al instante sus dedos se apoderaron de mi cabeza. Tomó el mando y empezó a marcar el ritmo. No despegué mis ojos de los suyos. Descubrí que eso lo derretía aún más. Algunas arcadas provocaron que pequeñas lágrimas aparecieran en mis ojos. Pero no fue suficiente como para detener lo que estaba pasando. Con un poco de esfuerzo logré tragar un poco más de su miembro, sintiendo satisfacción al ver su cara de placer. Después de unos minutos me permitió descansar y respirar. Sentía mis ojos rojos por el esfuerzo y la boca cansada. Pero me sentía demasiado excitado. Me acarició la mejilla y limpió la humedad producida por mis lágrimas. Le sonreí para hacerle saber que lo estaba pasando genial. A continuación se levantó y me lanzó sobre la cama. Tomó mis piernas y llevó mis rodillas hasta mi pecho. Mi corazón comenzó a latir más fuerte y mis respiraciones aumentaron. Me producía un gran morbo estar así de expuesto para él, pero me causaba más placer saber que él disfrutaba ...
... de mí. En ese momento sentía que mi deber era darle placer y cumplir sus órdenes. A medida que su boca se acercaba a mi culo, más sentía que mi pulso se aceleraba. En el momento que su lengua jugó con mis testículos descubrí que me encontraba jadeando. Sus ojos verdes encontraron los míos y, sin despegar la mirada, dejó caer saliva sobre mi centro. Gemí a la vez que mi ano se contraía debido a lo caliente de su saliva. Poco a poco su cabeza se perdió entre mis piernas, y comencé a prepararme para lo que venía. Su barba contra mi piel fue lo primero que sentí, y cuando su lengua rozó mi ano gemí de gusto. No puedo describir con palabras lo bien que lo hacía. Con cada lamida me retorcía como si fuera una babosa a la que le echan sal. Mordía mis nalgas y lamía mis huevos, no dejando ningún lugar sin atención. Cuando mi pequeño ano se encontraba con la humedad suficiente, comenzó a trazar círculos con su dedo pulgar. Con su mano izquierda tomó firmemente mi verga, mientras que con su pulgar derecho empezó a hacer presión. Mordí mis labios cuando su dedo comenzó a entrar en mí. Me miró para ver mi reacción y me lanzó una sonrisa complacido. Me derretía la forma en que me miraba, sentía que sus ojos me atravesaban y veían más allá de mí. Y me encendía la manera en que contemplaba mi cuerpo, como si fuera lo más hermoso que hubiese visto jamás. Luego se alejó y dejó caer mis piernas. Se montó sobre mí y me cubrió con su cuerpo. Su verga se enterraba contra mi abdomen amenazando con ...