37.1 Con Vasiliy en una cena
Fecha: 21/05/2020,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... chica, delgadas y proporcionadas; y su cintura que cabía entre mis manos, guardaban entre ellas dos globos hinchados, voluminosos, hermosos y duros del patinaje como jamás había visto.
Sabía el modo de colocarse para ofrecérmelo entero, con las piernas separadas permitía el acceso a su hoyito para lo que quisiera hacer con él, y mi idea estaba clara, comérmelo a bocados húmedos y calientes de mi lengua y de mi boca.
Tenía una cantidad pequeña de pelitos rubios alrededor de su ano, tiernos y gráciles que se movían con mi agitado aliento, y palpitaba como una boca angustiada que deseara comer, o en este caso que la comieran a ella.
Cerré mis labios sobre su ano y el muchacho suspiró, lo lamí con fuerza y él movió su grupa invitando a mi lengua a que entrara, y le continué lamiendo y chupando, escuchando sus quejidos lastimeros que me encendían el alma y prolongaban más el tamaño de mi verga.
Vasiliy llevó las manos a su culo para tirar de los laterales y abrirse más, y mi lengua le penetraba con furia que el disfrutaba, y le aspiraba la saliva que antes había derramando. El chico metió dos de sus finos dedos en su ano y se los retiré para meterle los míos ligeramente más gruesos. No podía más, no sabía cómo estaría él pero yo me iba a descargar del placer de chupar su rico culo.
-Métela ya, por favor. -escuchar su invitación fue para mí un alivio. Tiré saliva en su culo y me volvió a repetir lo mismo pero en tono quejumbroso.
-Por favor, por favor Daniel, ...
... perfora mi culo. –me parecieron deliciosas y excitantes sus palabras, pero quería ver sus gestos cuando me tuviera dentro, cuando se la metiera hasta el fondo y moví su cuerpo para que cayera sosteniéndole.
-Quiero verte estando en tu interior, necesito ver tu cara y saber lo que sientes y como lo pasas. –no decía nada solo sonreía y se mordía los labios, me lo hubiera comido en ese momento, era un espectáculo tan dulce y erótico. Separé sus piernas y elevó un poco su pelvis, no lo necesita porque su prominente culo ya lo hacía, dejando al aire su baja espalda como un delicado arco de carne.
Estaba muy dilatado, llevé el pene con mi mano hasta su entrada y empujé, fue suficiente un golpe de mis caderas para que mi glande se enterrara en él. El rictus de su boca era de placer supremo y dejé que fuera entrando suave y sin pausa, empujando sin parar hasta que mis testículos chocaron con sus nalgas. El solo emitió un quejido profundo abriendo la boca ahogado, mi verga para él debía resultar larga y gorda porque sus manitas se aferraban a mis muslos para evitar que apretara.
-Espera…, espera un momento. –musitaba, le complací encantado para apoyarme sobre él ligeramente y llegar a su boca con la mía. Cuando me separé, después de besarle un rato y sentirme correspondido, vi su rostro encendido en rojo, inundado de un placer sobrehumano y con lágrimas en sus ojos.
Me asusté en un principio al ver como brotaban sin parar un montón de lágrimas, entonces me sonrió.
-¡Me ...