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Sugar Daddy (Parte 3)
Fecha: 23/05/2020, Categorías: Gays Autor: angelmatsson, Fuente: SexoSinTabues
... embestirme sin esperar a que me recuperaba. Mi verga se sacudía con cada movimiento. Se veía completamente roja, pero todavía con full excitación. No entendía lo que pasaba con mi cuerpo. ¿Cómo era posible que ardiera todavía con tanta pasión y excitación? Cada embestida de su pelvis llegaba a levantarme unos centímetros. En un movimiento digno del Cirque du Soleil, me levantó y giró, dejándome con las piernas alrededor de su cintura. Las embestidas eran continuas y profundas. Sentía mi cuerpo sin vida y como si fuese un muñeco de trapo. Cada fibra de mi cuerpo gritaba exhausta y me pedían parar, pero, por alguna razón inexplicable, quería más… Mucho más. Quería que Gerard continuara hasta que me hiciera desfallecer. Mordía mi cuello, apretaba mis tetillas, y metía su lengua hasta mi faringe. Estaba transformado. Me sorprendí las versiones que cada persona esconde en su interior y que sólo en momentos específicos aparecen. Él, dominándome y sometiéndome. Y yo, completamente sumiso y obediente. Ambos experimentábamos con la personalidad más oculta del otro. Los minutos pasaban, pero yo ya había dejado de tener conciencia del tiempo. Su lengua había recorrido cada centímetro de mi cara y torso. Mi sabor estaría en su lengua por muchísimo tiempo más. Sus gemidos comenzaron a cambiar y lo oí gruñir. De pronto hizo algo que me tomó por sorpresa. Tomó mis piernas y las levantó. Al instante lo sentí… Mis ojos se entornaron por el placer. Sonrió complacido. En la posición que ahora ...
... estábamos, su pene impactaba de lleno contra mi próstata, aumentando la fricción en un mil porciento. Enterró sus dedos en mi cadera y comenzó a moverme como si fuese su muñeca inflable. Sus embestidas fueron en aumento al igual que sus gritos de placer. ¡Y qué gritos! No disimuló ningunos. Y lo imité. Gemí, grité y chillé, como si estuviéramos a campo abierto. Lo sentí inundarme por dentro con su leche, y un ardor se propagó por todo mi canal rectal. A continuación comencé a correrme por tercera y última vez. Sólo que, en esa ocasión, ni siquiera había vuelto a tocar mi verga. Apenas dos chorros de semen acuoso salieron de mi glande. Gerard me soltó y sacó su verga de mi interior. Un río de su semen cayó al instante por mi muslo. Sólo las esposas me sostuvieron en ese momento, pues mis piernas no tenían la fuerza suficiente como para mantenerme en pie. Sentí mi ano abierto y muy irritado, y su semen escocía en mi interior. Mi pene, por otra parte, dolía en toda su longitud. Estaba muy fatigado y mi glande estaba casi en carne viva. Era un dolor que prevenía desde el interior mismo. Cuando recuperó el aliento, Gerard me soltó del techo y caí sin fuerzas. Mis brazos dolían horriblemente y sentía mis músculos agarrotados. El agua tibia del jacuzzi acarició mi piel y sentí un gran alivio. Él acarició mi cuerpo y masajeó cada centímetro de mí. El agua provocaba que mi ano escociera, pero, aun así, sentía un gran alivio al relajar mis demás músculos. Salimos del baño cuando el sol ...