1. Cogí con mi novia, su madre y sus hermanas (Capítulo 11)


    Fecha: 30/09/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: felodel2005, Fuente: CuentoRelatos

    ... nos señalarán y cuestionarán solo ellos, vamos a estar en boca de toda tu familia y que mejor manera de decirles que nos dejen paz que arreglando lo nuestro. Los dos tenemos deudas, pero podemos salir de ellas juntando esfuerzos, no te digo que nos casemos, solo que nos demos una nueva oportunidad y que, si en algún momento ves que no vamos para ningún lado, lo dejamos. Majo, desde que me dejaste mi vida se ha desmoronado. Te necesito.
    
    Ella seguía ahí, en silencio y mirando hacia su alma para encontrar la respuesta. Yo sabía que no debía darle tiempo para reflexionar, así que volví a acercarme a ella y la besé. Este si era un beso apasionado, uno de esos que parecen no tener fin. Durante el beso, siempre estuve tomando su cabeza o su rostro entre mis manos. Notaba como ella reclinaba su cabeza hacia un costado, exponiendo su cuello e invitándome a besarlo. Así lo hice, besaba los alrededores de su cuello mientras ella aprisionaba mi cabeza con sus manos. De a poco fui bajando por su espalda, hasta donde me lo permitió su camisa. En ningún momento ir muy rápido ya que sabía que me estaba poniendo a prueba. Volví a subir por su cuello hasta llegar a su oreja. La besaba y le susurraba que la amaba. Acariciaba su pelo y tomaba su rostro en mi mano, desde la quijada, y la orientaba hacia mí para que nos besáramos.
    
    Majo me interrumpió. Me detuvo y estando allí acostada boca abajo en el sofá subió un poco su camisa y me dijo, “¿Sabés qué extraño de vos?... Esos besitos que me ...
    ... dabas alrededor de la cintura…”
    
    Sonreí y le aseguré que los tendría, pero que no tuviera apuro. Le besé por los hombros por un buen rato, me parecían una de sus partes más sensuales. Ella insistía en que le diera besos en la cintura y no tuve más opción que deslizar mi lengua lentamente por su espalda hasta situarla a la altura de su cintura. Le daba unos besos cortos y secos en esa zona, a la vez acariciaba su espalda y la parte posterior de sus brazos. Su piel era hermosa y sentirla era un verdadero placer. Como noté que Majo se iba animando, me atreví a bajar un poco su pantalón y su tanga, dejando ligeramente descubiertas sus nalgas. La besé allí lentamente, Para no parecer apurado, volví a besarle el cuello y mientras acariciaba un poco sus nalgas. Pero ella interrumpió, quería que la besara más abajo, que dejara su cuello en paz y que me centrara en su culo.
    
    Por primera vez en la noche sentí que Majo estaba entregada del todo a la situación, y siendo así procedí a bajar por completo su pantalón. Al fin sus nalgas estaban al desnudo. Empecé a besar su culo y fui bajando lentamente para que por fin mi lengua y mis labios tuvieran un reencuentro con su vagina.
    
    Ardía; su vagina era un horno. Me encantaba que Majo siempre conservaba esa zona como si llevara un día de haberse depilado; esos folículos nacientes, puntudos y picosos; que para algunos resultan molestos; a mí me generan un delirio.
    
    Mientras yo dejaba todo mi esfuerzo comiéndole la concha, ella aspiraba ...
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