1. Cogí con mi novia, su madre y sus hermanas (Capítulo 11)


    Fecha: 30/09/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: felodel2005, Fuente: CuentoRelatos

    ... departamento de Esperanza para darle la sorpresa. Pensé en mil maneras de sorprenderla, pero finalmente me decliné por lo clásico sacarlas de la billetera y mostrarlas.
    
    Toque el timbre y fue ella quien me abrió. Prácticamente no la dejé ni saludarme, un besito corto y a continuación le dije “Adivina lo que tengo…”. Saqué las boletas y ella saltó sobre mí, me enrollo con sus brazos y piernas, y empezó a sacudirse, restregándose con mi ingle. Luego, me dio un largo y apasionado beso, volvió al piso, me tomó de la mano y me llevó hacia el balcón. Desapuntó sus pantalones, los bajó de un jalón, apoyo sus manos en la barandilla y me pidió hacerlo allí mismo.
    
    - Vamos a celebrarlo – Dijo mientras esperaba apoyada en la barandilla.
    
    - ¿Estás sola? – Respondí mientras trataba de asimilar lo que veía.
    
    - Están mis padres, pero ¿qué más da?... tendrán que entender que tenemos derecho a desarrollar libremente nuestra sexualidad.
    
    - Claro que lo entienden, pero en circunstancias normales, no aquí. Además…
    
    - ¿Te vas a callar y me vas a coger? ¿O te vas a quedar ahí parado?
    
    Permanecí inmóvil, atónito, por un par de segundos. Luego reaccione, tenía a Esperanza parada en frente a mí esperando a que la penetrara, en el balcón, con sus padres en alguna parte del departamento. Esta situación me generaba morbo y disparaba mis niveles de adrenalina. Me acerqué a ella y sin tiempo para juegos previos la penetré.
    
    Recuerdo que en ese momento pasaba una fuerte brisa que hacía ...
    ... mover nuestro pelo. Yo empujaba a Esperanza desde atrás con el peso de mi cuerpo. Veíamos los transeúntes pasar mientras cogíamos en su balcón. Luego notamos que nos observaban desde la torre de departamentos de en frente; dos hombres de unos 25 años nos miraban fijamente mientras cogíamos recostados en la baranda. Le pedí a Esperanza que fuera un poco más silenciosa ya que sus padres nos iban a descubrir allí y también porque ya no serían solo dos personas las que nos verían sino el edificio entero. Pero Esperanza solo rio cuando se lo dije; me pido guardar silencio y disfrutar el momento.
    
    Poco a poco me fui olvidando de la presencia del par de sujetos que nos observaban, fui incrementando el ritmo del movimiento y, cuando se tornó desenfrenado, tomé a Esperanza del pelo con una sola mano. Jalaba su cabeza hacia atrás mientras nuestros cuerpos chocaban fuertemente. La baranda temblaba, pero no estábamos dispuestos a detenernos hasta terminar.
    
    Esperanza soltó sus manos de la baranda y apoyó su cuerpo en ella, sus manos se aferraban a la parte posterior de mis muslos. La abracé por la cintura y le di la vuelta; tenía razones para hacerlo. Primero me daba miedo que la baranda cediera a la fuerza que estábamos ejerciendo sobre ella y, de ese modo, termináramos semidesnudos, estallados contra el suelo después de caer nueve pisos. También lo hice porque no soportaba que ese par de sujetos vieran la cara de Esperanza mientras lo hacíamos. Ahora estábamos de frente a la sala del ...
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