1. Cogí con mi novia, su madre y sus hermanas (Capítulo 11)


    Fecha: 30/09/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: felodel2005, Fuente: CuentoRelatos

    ... verdad que Majo tenía un Máster en mamadas, solo una mujer la superaba en ese aspecto, solo una que yo conociera, claro está. Ella lo movía circularmente por su boca, alternando movimientos rápidos con movimientos lentos. Se detenía por momentos, dejando que su lengua fuera la única que trabajara. La deslizaba muy despacio por la parte inferior de mi pene; luego volvía a atacar salvajemente. Introducía casi la totalidad en su boca y movía bruscamente su cabeza para ingresar la mayor cantidad posible. Para ese momento, Majo había despertado en mi todo instinto salvaje. No soy mucho de tomar a una mujer por la cabeza para guiar su movimiento mientras me la chupa. Pero en esa ocasión sí, estaba descontrolado con la sensacional felación que me hacía. Luego de ese tremendo trabajo; Majo se sacó mi pene de su boca, se pasó la mano por la boca para limpiarse un poco y se puso en pie. Caminando hacia la cama fue quitándose la ropa y luego dijo, “yo empiezo lanzando el dado”.
    
    Buscó en el cajón de la mesa de noche, lo tomó y, sin dudar ni un solo instante, lo arrojó. El juguetito sexual dio vueltas sobre sus doce caras y con mucho suspenso paró. 'La inclinación lujuriosa' llama el dado a esta posición.
    
    Majo se paró sobre el borde de la cama, yo me hice tras de ella, pero apoyando mis pies en el suelo. Ella quedaba elevada, de espaldas frente a mí, luego debía agacharse, como haciendo una sentadilla, hasta el punto en que yo la pudiera penetrar. Era perfecto, algo ...
    ... indescriptible. Nuevamente había sentido la tierna y apretada vagina de Majo; se había depilado hace poco, sentía sus pelitos nacientes, muy puntudos. Su concha no estaba tan hirviente como yo la recordaba, pero aun así la penetración fue sencilla. Lo complejo fue mantener el ritmo en dicha posición, Majo debía hacer sentadillas y yo debía alternar entre ponerme en punta del pie y volver a poner los talones sobre el suelo. Sentía que los gemelos me iban a estallar, pero lo valía. Yo agarraba a Majo de sus nalgas y la ayudaba a moverse.
    
    Majo era absurdamente estrecha, apretada; su vagina fue calentándose a medida que cogíamos, a tal punto que yo la sentía como una caldera. Por lo delgada que es, yo conseguía manejar los movimientos de su cuerpo con facilidad. Con mis manos la elevaba y la baja rápidamente, para que nuestros movimientos fueran más intensos. Ella tomaba mis antebrazos entre sus manos, y cuando la intensidad del coito crecía; ella enterraba sus uñas dolorosamente en la parte inferior de mis antebrazos. Majo recostó su cabeza sobre mi pecho, la inclinaba un poco, levantando la cara hacia el techo. Sus ojos permanecían cerrados, sus dientes apretados entre sí, de repente abría la boca como si fuera a gritar, pero no lo hacía, solo suspiraba o jadeaba. No duramos mucho en esa posición. La verdad fue agotadora para los dos. Nos separamos y yo me di vuelta para tomar el dado. Cuando me agaché a recogerlo Majo me agarró el culo fuertemente mientras dejaba escapar una escandalosa ...
«12...567...16»