La psicóloga (2-2)
Fecha: 25/05/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Erothic, Fuente: CuentoRelatos
... respecto, sabía que nadie más esperaba pues era mi última paciente de la semana. Dejé entonces que continuara por un momento más, no podía evitar contagiarme por su relato y las sanciones que experimentaba al momento de platicar sus experiencias, imaginándome y recreando sus recuerdos en mi mente, pero conmigo como protagonista.
El consultorio estaba muy caliente, las ventanas se humedecían al igual que nosotras, quienes ruborizadas éramos confidentes de nuestra respectiva excitación. En ese momento me puse de pie y me acomode la falda, dando de paso unos pequeños jalones a mis bragas que se me entremetieron en mis nalgas y mi coño, el cual compartía las características ya mencionadas de aquella habitación.
Como pude me acomode mi prenda intima, disimulando cuanto pude mi incomodidad, me senté de nuevo, esta vez un poco más de cerca a mi paciente, y con un cruce de piernas cerré la pequeña pauta, permitiendo así que mi paciente continuara. -¿Cómo te sentiste después? Le pregunté
-Muy confundida, distraída, aun continuaba en aquel sueño, no sentía que nada de eso fuera real. Estaba muy excitada y no podía tranquilizarme, quería más de aquel chico, en verdad estaba frustrada por lo que había sucedido y haber terminado tan pronto. Pero ya no había más que pudiera hacer así que decidí regresar a casa.
Como me había pasado por una estación, debía regresar, pero con el bochorno y todo aquello que sentía mejor decidí volver a casa por fuera y así tomar aire ...
... fresco.
Salí del subterráneo y el frio me golpeo fuerte, caminé bajo la noche y no podía dejar de pensar en aquel chico. Me imaginaba y fantaseaba cómo hubiese sido si nunca hubiera terminado.
Hubiese sido demasiado, es decir, ya sabe, ¿Se imagina haber tenido su primera vez en un tren? ¿Así en medio de tantas personas? Me preguntaba, con una sonrisa nerviosa sin esperar respuesta mientras continuaba: -Ahora que lo pienso, me alegra que por fortuna no fuese así, pero en ese momento pensaba diferente, maldecía por no haber tenido más tiempo para consumarlo.
Caminando por las calles bajo la noche me sentía muy confundida, comenzaba a despertar de aquel trance, pero nada cambiaba en mí, la vida a mí alrededor aún era surrealista, me sentía sola, incomprendida, excitada, pero sobre todo muy frustrada por haber terminado.
Estaba realmente muy caliente, no podía pensar en otra cosa que no fuese mi reciente experiencia latente en mi mente. Todo lo relacionaba con sexo, las personas, los lugares, las cosas. Cada que miraba a un hombre atractivo me imaginaba como sería tener sexo con él, en aquel vagón, lo mismo con las mujeres. Imaginaba como sería hacerlo con ellas, en los lugares que pasaba; escaleras, pasillos, callejones, en los buses que pasaban, los hoteles, casas, edificios, oficinas y consultorios cualquier lugar oscuro me parcia potencialmente aceptable para hacerlo, y cualquiera, hombre o mujer apenas atractiva era el candidato perfecto.
Entonces sucedió algo que me ...