De campamento
Fecha: 26/05/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: DENYS PERVERSO, Fuente: CuentoRelatos
... puedo ayudar con eso—no quiero parecer exagerada, pero su verdugo estaba tan duro como la roca donde me vi ultrajada por mis hijos.
Erik estaba muy excitado y me murmuro:
—lo tengo tan duro que me duele.
—pobrecito de ti acercate —le dije mientras tomaba asiento en un madero que habíamos improvisado de banca. Erik hizo lo que le indique y se paró frente a mí. Mi tentación era mayor que mi cordura, aflojé su cinto y eché al suelo sus pantalones cortos junto con su prenda interior, le empujé unos pasos hacia atrás lo suficiente para hincarme entre él y la banca, sujeté su enorme verdugo duro, pero de textura suave.
Erik sabía lo que iba hacerle y exclamó:
—¡mamita!
Fue lo único que alcanzó a decir, antes de que un gran trozo de su largo verdugo, se alojara en mi boca hasta mi garganta. Tiempo tenia que no succionaba un verdugo, tanto que me gustaba, y estar en un receso no deseado. Y más ahora por tratarse del tierno y suave verdugo de mi Erik. Lo necesitaba, nada me importaba el incesto, solo quería un verdugo duro y potente dentro de mi boca. Escuche lo complacido que estaba Erik, sus ligeros gruñidos me lo indicaban, eche mano de toda mi experiencia, y a la vez me deleite con cada pulgada de carne dura, comencé a frotarla con mi lengua en toda su longitud, desde la base de sus pelotas las cuales acariciaba con mis manos, hasta que la enrojecida testa regresaba a mi boca, volví a empujarla hasta mi garganta ejerciendo presión con mis anginas, era tan ...
... perfecto el verdugo de Erik que nada tenía que envidiarle a un viejo macho, un hombre pequeño con verdugo grande.
Fue tan grato para mi mamar el verdugo de mi hijo que puse todo mi empeño en complacerlo, semejando la invasión de mi vagina lo metía y sacaba de mi boca, el resultado fue prodigioso Erik se corrió dentro de mi boca, su abundante semen ya viajaba por el tubo de mi esófago, mientras Erik sacudía con fuerza sus caderas. Sus pelotas vacías permanecían en mis manos, su verdugo permanecía tan duro como al principio, yo seguía mamando la testa de la misma forma golosa que siempre lo hacía. Instantes después Erik volvió a descargar otro torrente de leche que sin remedio se deslizo de nuevo hacia mi estómago. Esta vez el verdugo de Erik se desplomo sin vida de mi boca, él lucía sudoroso y fatigado, pero con la suficiente fuerza para caballerosamente ayudar a ponerme de pie.
De inmediato Erik golpeo con ternura una de mis nalgas. Con tenue voz, que apenas alcancé a escuchar me dijo:
—te amo mamá te amo.
Le aparté y le dije al quedarnos mirando fijamente.
—quise hacer esto, gracias por permitirme hacerlo.
Cándidamente preguntó si el podía hacer cualquier cosa por mí. Le dije:
—tal vez, pero ahora no puedo contestarte. Pero debes apurarte para justificar con tu hermano tu permanencia en el campamento, otra cosa Erik como todo un caballero nada de esto a tu hermano.
—si mamá no te apures.
Sonrió cuando le dije:
—podrás hacer todo libre de dolor en las ...