1. Ya soy el puto del equipo (III)


    Fecha: 02/06/2020, Categorías: Gays Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... esta semana, el equipo estaba muy entusiasta y todos me daban ánimos para que siguiera con mis capturas. La verdad es que me pidieron ir al equipo por las pelotas altas, pero me encanta echarme por la pelota y he avanzado mucho en este sentido.
    
    Al final del entrenamiento se me acercó Marcos para decirme que definitivamente se apuntaba a correr. Quedé con él que pasaría a recogerle por su casa para que no viniera a la mía y no perdiéramos tiempo. Se fue sin esperar a ducharse porque tenía visita de familiares en su casa, según me dijo.
    
    Como siempre, recogí las cosas que quedaron afuera, mis colegas van teniendo cada vez más cuidado en recoger cada uno lo suyo y se me hace más rápida la tarea, lo cual me hace disfrutar más de los ojos, porque ahora llego antes, aunque me entretengo colocando las cosas, así disimuladamente voy no solo mirando sino calibrando las medidas y distinguiendo. Creo que hoy podría reconocer de quien es cada pene con verlo en foto sin la cara de su propietario. Los hay peludos, con los pelos muy revueltos, los hay que se los peinan, los hay rubios, negros, y marrones oscuros; hay penes cortos, otros muy cortos, alguno no se podría ni medir, pero los tipos juegan bien, hay penes largos y delgados, cortos y gruesos, pero, sin afan de presumir, ninguno se iguala al mío, grueso y largo.
    
    Al poco de entrar yo a los vestuarios se me acercó Abelardo para preguntarme sobre lo de correr, le comuniqué la decisión de Marcos y se animó, pero no se apartaba ...
    ... de mi lado. Iba en speedos y se notaba su erección, sabía yo que era eso lo que me quería hacer notar mientras me ayudaba a poner orden y solo le hice una señal afirmativa con la cabeza y un «ok», que entendió perfectamente, con lo que nos hicimos los remolones. Se acercó el entrenador y me dio la llave para que cerrara tras ordenarlo todo. Miré a Abelardo y le contagié mi sonrisa.
    
    Nos metimos a la ducha, aunque era corrida y sin cortinas, como ya indiqué anteriormente, nos pusimos uno al lado del otro, previamente cerré con llave el vestuario para desnudarnos y ducharnos. Me fui a la ducha, Abelardo abrió la de al lado, pero enseguida se vino a la mía y comenzó a tocarme por la cintura y los costados, lógicamente yo hice lo mismo. Me gustaba tanto sentir sus manos por mis costados desde casi las axilas hasta la cadera con suavidad que aflojé el agua, dejando que cayera como una suave lluvia de verano, y nos pusimos a mirarnos sonriendo mientras descubríamos cada uno donde nos gustaba ir sintiéndonos y dónde nos producía placer.
    
    Con Abelardo y sin mediar palabras, con solo caricias corporales y la continuada sonrisa me sentía bien, muy a gusto y encontraba algo singular que no sabría describir pero que notaba. Me acerqué más al cuerpo de Abelardo y acariciaba su cara con deseos de besarlo. Abelardo se acercó hasta juntar nuestros pechos, nuestro abdomen y nuestras zonas púbicas, con lo que se tocaron nuestras pollas y sentí como un rayo interno que subía desde los pies y ...
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