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Ya soy el puto del equipo (III)
Fecha: 02/06/2020, Categorías: Gays Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos
... se centraba en el corazón. Descubrí que ya estaba amando a Abelardo. Le acariciaba la espalda y él sonreía de gusto más que antes, puse mis manos en sus nalgas y las fui masajeando. Abelardo cerró los ojos y el agua le salpicaba desde mi cabeza a su cara. Se sintió inspirado y me agarró de las nalgas, masajeando primero y amagando un dedo en la puerta de mi ano. Poco a poco metió el dedo y poco a poco empujaba, empujaba, hasta que entró. — ¡Aah! Abelardo, me gusta, —dije suspirando. — A mí, Doroteo, me gustas tú, más que todo en el mundo. — Abelardo, cariño, entra ahora en mí, méteme tu polla en mis entrañas, por favor. — ¿No quieres que preparemos un poco más…? — No, siento el deseo ya, ahora mismo. Cerré el agua del todo, me incliné muy agachado dándole todo mi culo a su disposición y con mis manos abría el agujero separando los glúteos. Había visto cómo Abelardo la tenía levantada y le dije: — No demores, por fa, no demores, entra ya… Sentí su glande en la entrada de mi culo y escuché y oí los dos escupitajos con abundante saliva y comenzó a empujar. — Avísame si te hago daño. — Tú entra, lo otro va de mi cuenta. Y no sé si fue de modo reflejo, pero voluntariamente retrocedí mi culo para presionar contra la polla de Abelardo y él se animó a perforar y abrir mi culo con su polla. Me hacia daño, pero apreté mis dientes y cerré mis ojos, mientras hacía lo posible para mantener mi culo abierto. Un rato y otro trabajando Abelardo y al fin ...
... entró. Como se quedó quieto y me sentía lleno, me moví circularmente y sentía alivio al fuerte dolor que me había producido y comenzó el placer. Abelardo sabía que me había hecho mucho daño. Y le tuve que animar para que comenzara a salir y entrar. Lo hizo y para paliar el posible dolor me daba palmadas en las nalgas, lo que acrecentaba más el placer. Llegó a tocar fondo y sentí como subía mi deseo empujado por un no sé qué interno que eyaculé sobrado de semen por toda la pared de la ducha. Observaba como se iba mi semen hacia el agujero del desagüe que estaba a mis pies y sentí la polla de Abelardo que palpitaba como si fuera el palpitar del corazón y de pronto ¡aaaah! qué gusto, toda la leche de Abelardo en mi interior. Me giré para sonreír a mi amante y le vi con la cara hacia el techo y ambos ojos místicamente cerrados, las manos muy apretadas a mis caderas y todo el impulso de su polla dentro de mí, como si quisiera expulsarse a sí mismo detrás de su semen. Supe en ese momento que me amaba. Cuando bajó la vista me tomó de los hombros para acercarme a él, yo, con la cabeza vuelta que tenía hacia él, recibí el beso más intenso que hasta ese momento había recibido nunca jamás. Abelardo hizo ademán de salir de dentro de mí y apreté mi culo, cerrando los esfínteres con lo que le di la señal de que estaba a gusto ahí. — Quiero besarte de frente para decirte que te quiero, porque has resistido mucho dolor para darme mayor placer. — Quiero decirte que a besarme tendrás ...