El viaje al que me envió mi empresa
Fecha: 06/06/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Sleepkiss, Fuente: CuentoRelatos
Ese día me encontraba haciendo una carta que me había encargado el Gerente el día anterior, cuando de pronto me llamó a su oficina. Al entrar me invitó a sentarme, y me dijo que uno de los empleados tenía que viajar al interior del país. Debido al tipo de trabajo que él haría, necesitaba una secretaria para redactar los informes, y por lo tanto me pidió que quería que lo acompañara en esta labor.
Al preguntarle quien era el empleado, me dijo que se trataba de Jaime, el cual trabajaba en el departamento de finanzas. Le mencioné al Gerente que primero debía consultarle a mi esposo, ya que no podía yo sola tomar la decisión de ausentarme de la ciudad. El Gerente me respondió que era lógica mi inquietud, y quedamos en que le daría una respuesta al día siguiente.
Esa noche le comenté a mi marido el viaje que tendría que hacer, y casi a regañadientes me autorizó a que viajara, pero haciéndome la salvedad que debía comportarme como toda una señora casada. Esa noche me hizo el amor, como para que no me quedaran ganas de hacerlo durante mi viaje. Al día siguiente fui directamente donde el Gerente, y le dije que aceptaba ir con Jaime a realizar este trabajo.
El día en que debía partir, puse en una valija ropa para los tres días que me encontraría fuera. Tomé un taxi y llegué al aeropuerto donde me encontré con Jaime. Él tenía alrededor de 32 años y era soltero. Llegamos en 40 minutos a nuestro destino, y fuimos a un hotel del centro de la ciudad donde nos hospedamos.
La ...
... zona del país donde nos encontrábamos era muy calurosa, así que apenas llegué a mi habitación me dispuse a darme una ducha fría. Me quité la ropa que traía puesta, y cuando me estaba dirigiendo al baño tocaron la puerta. Que fastidio, pensé. Agarré una toalla y me la puse alrededor del cuerpo, y cuando abrí Jaime estaba parado en la puerta. Parece que se sorprendió de verme así, y noté como se le salían los ojos. Luego que se recuperó de su turbación, me dijo si deseaba acompañarlo a cenar más tarde. Le dije que sí y se retiró.
Una vez que cerré la puerta, fui al baño y pude al fin refrescarme. Mientras me bañaba, pensaba lo duro que sería estar esos tres días alejada de mi marido, ya que él me hacía el amor todas las noches. Luego de ducharme, bajé al lobby y me encontré con Jaime para cenar. Durante la cena conversamos sobre nuestros respectivos trabajos, y en un momento también conversamos de nuestras vidas privadas. Le pregunté que me parecía raro que, a su edad, aun no se hubiese casado.
Me pareció que la pregunta le incomodó un poco ya que se quedó callado, así que me disculpé por mi impertinencia. Me respondió que no se había incomodado, y lo que sucedía es que aún no había encontrado la mujer para él. Le dije que en la empresa donde trabajábamos había chicas lindas y solteras.
—Te voy a decir la verdadera razón por la que no me he casado —me dijo.
La seriedad con que me lo dijo, aumentó mi curiosidad, por lo que me iba a confesar, y en un momento pensé que me ...