1. Amalia & Cia


    Fecha: 12/06/2020, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... por mi cintura, tocarme suavemente el culo y acariciar la calva de su marido de vez en cuando, como si le rascara la cabeza a un perro. Está completamente desnuda excepto porque lleva unas elegantes sandalias negras de fino alto tacón abrochadas en los tobillos, finas medias negras transparentes que le llegan hasta muy cerca de las ingles y una ancha cinta de seda negra ajustada en el cuello, también lleva maquillados en color negro ojos, cejas, labios… nunca la había visto así. Por cierto, en su pezón derecho lleva un falsopiercing de acero pavonado negro que le sienta muy bien. Está guapa. Además, se ha rasurado por completo el sexo y el pubis —al igual que su marido— aunque estoy casi seguro que no es para tener sexo oral. Me he comido su coño algunas veces —es increíble notar su grueso clítoris en la boca al mismo tiempo que percibes con gran intensidad su característico perfume— pero no es lo que más le gusta. En tiempos decía que los hombrescomecoños le parecen bolleras, como las monjas del colegio en el que estuvo siendo adolescente, y aunque nunca me lo quiso contar, estoy convencido que le comieron el chocho muchas veces, porque ese gran clítoris y su perfume no pasan desapercibidos y pueden crear adicción.
    
    Alan se levanta, deja de comerse mi rabo porque quiere que le penetremos el culo, así que se acerca hasta el reclinatorio de madera, se arrodilla en él y Amalia mueve una palanca lateral metálica, se eleva como un metro y el cuerpo de su marido queda con ...
    ... la cabeza apuntando al frente, un poco hacia abajo —es un mecanismo ingenioso y curioso, desde luego— y el culo en toda su plenitud queda expuesto a una altura conveniente para poder penetrarlo.
    
    Amalia se ha acercado a una cajonera situada a los pies de la gran pantalla de televisión —está encendida, funcionando de manera que nos enfoca una cámara direccional que sigue nuestros movimientos y nos vemos en la pantalla— saca un negro arnés que se sujeta en la cintura y los muslos, así que un pene de silicona color carne, de unos veinte centímetros, recto, blando, poco rígido, queda entre sus piernas apuntando hacia abajo.
    
    —Mi marido es maricón y le vamos a dar por el culo los dos, para que se le ponga la polla muy dura y se pueda correr como a él le gusta
    
    Tras poner una buena capa de lubricante en el rabo de silicona, Mali se ayuda de la mano para penetrarle el culo a su marido, sin problemas, empujando suave pero constantemente, hasta enterrarle toda la polla falsa y comenzar un lento movimiento adelante-atrás, con muy largo recorrido.
    
    —Métesela en la boca, que te la coma
    
    Así lo hago, recibiendo una suave mamada por parte del sodomizado Alan, que se complace en cerrar los ojos y dar leves grititos cada vez que su mujer empuja con la polla. Al cabo de unos minutos se la saco de la boca y sustituyo a Mali. Entro sin problemas —aunque por si acaso me he echado un chorreón de lubricante en la cabeza del pene— hasta lo más profundo de mis rectos veintidós gruesos ...
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