1. Amalia & Cia


    Fecha: 12/06/2020, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... mi orgasmo ya es tremenda, aumento el ritmo de la follada ya sin apenas recorrido dentro del culo, estoy agarrado al comienzo de las nalgas de Mali con mucha fuerza, como si se me fuera a escapar, y apenas le oigo cuando con voz ronca me dice:
    
    —Haz lo que te gusta, mi chico guapo
    
    Le saco la polla del culo, la sujeto con la mano derecha y me la meneo rápidamente mientras Amalia se arrodilla ante mí, sonriendo, hablándome —no entiendo lo que dice, el ruido de la sangre a gran velocidad retumba en mis oídos como una especie de tamborrada constante— mirándome a los ojos. ¡Ahí va eso, joder, qué gusto!
    
    Seis, siete, ocho latigazos de blanco semen impactan en el rostro de la mujer arrodillada, quien no aparta la cara, sino que la mantiene en alto, dirigiendo la vista hacia mí, recibiendo con los ojos abiertos toda mi lechada. Cómo me gusta ver su sonrisa a pesar de que mi leche de hombre le pringa la cara entera y salpica su pelo…
    
    —Vamos, dilo
    
    Cómo me conoce, cómo sabe darme placer.
    
    —Qué guarra eres, cómo me gusta la pinta de puta que tienes ahora ¡Qué perra eres!
    
    Se pone en pie, nos abrazamos, me besa suavemente en los labios, como siempre hace, me mancha la cara con mi propio semen, y con sus dedos lo lleva hasta mi boca para que se los chupe. Extiende los churretones de leche por su cara, por el cuello y las tetas, como si fuera crema hidratante, y de nuevo introduce dos de sus dedos manchados en mi boca, para que los chupe varias veces seguidas.
    
    —Mi ...
    ... chico guapo es un poquito maricón, seguro que te vas a llevar bien con mi marido. Quiero que te lo folles y quiero verlo. No me negarás este capricho
    
    ¿Acaso puedo decir no o que me lo voy a pensar?, claro que haré lo que le apetezca. No va a ser el primer tío con el que tenga sexo, aunque no es lo que más me gusta.
    
    La semana siguiente tiene un bonitopuente, así que quedamos el sábado después de comer, en casa del matrimonio. El marido de Amalia es un hombre alto y grande, el típico armario de tres cuerpos, fuerte, peludo —es calvo, se afeita la cabeza, pero su vello corporal es abundante, denso, largo, de un bonito rubio con matices cobrizos— con tripita cervecera y una polla no especialmente larga pero sí llamativamente gruesa, con un glande acampanado todavía más grueso. Lleva muy bien los cincuenta y tres años de edad que tiene, con un excelente aspecto físico.
    
    Nos hemos conocido hace poco tiempo y apenas hemos tenido trato —viaja a menudo por toda Europa— pero me cae bien —simpático, educado, forofo futbolero madridista, como yo, le gusta tomar copas cuando se encuentra a gusto y es adicto a la tortilla de patatas, rasgo culinario que compartimos— y si en los primeros momentos se me hace extraño verle arrodillado mamando mi polla con fruición, ahora ya me he acostumbrado, además, lo hace muy bien y me está poniendo muy cachondo.
    
    Mali no ha participado —prácticamente ni siquiera ha dicho nada— hasta ahora salvo para darme algún leve beso en la boca, pasar un brazo ...
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