La amorosa hija (Parte 10)
Fecha: 02/10/2017,
Categorías:
Microrelatos,
Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos
Aún en su casa en Houston, Estela abrió el paquete que recibió como pedido hecho el pasado viernes, aun con su padre de visita y era parte del plan de viaje. Inspeccionó cuidadosamente su contenido. De hecho, ese fue el motivo para no regresarse con él a México el domingo pasado.
Se trataba de dos dispositivos de rastreo magnéticos que instalaría en los autos de Anne y papi y podría seguirlos en su celular. Leyó el instructivo e hizo pruebas, quedando satisfecha con su compra.
Empacó sus cosas para un par de semanas. Al día siguiente, muy temprano, Mark la llevó al aeropuerto. Estela le platicó a Mark sobre sus planes, quien se mostró emocionado de conocer detalles ante la clara invasión que su esposa tenía pensada.
Durante el vuelo, Estela pensaba sobre alguna estrategia, porque ya con las evidencias los confrontaría a ambos a pesar de las múltiples veces que lo había hecho con Anne.
El miércoles por la tarde, Anne fue a otro hotel, no el mismo de hacía dos semanas. Previo estudio de la ubicación de los cuartos, pidió el más alejado en el primer piso. Pagó en efectivo, llenó los papeles con un nombre ficticio, y dijo que se albergaría un tío que venía de fuera, exactamente lo mismo de la primera vez. El dependiente se quedó mirándola disimuladamente un rato, dudando su versión; una señora madura, pero de buen verse. Seguramente se trataba de una movida. Anne se dirigió a la habitación con el único objetivo de ver si no había algún inconveniente que los pudiera ...
... comprometer.
Había espacio de estacionamiento y a lo lejos, un añoso jardinero haciendo su trabajo. No sería necesario el taxi, pensó. Estaba perfecto.
“Tú ve por Estela al aeropuerto novio”, le había dicho Anne a su padre temprano ese mismo día. “Los jueves de papi no se pueden volver a interrumpir”.
Tomás estaba algo temeroso e incierto, pero confiado en que su hermosa amante arreglaría todos los detalles.
Al regresar del hotel, Anne llegó a la casa paterna. Tocó el timbre. Estela le abrió la puerta. Aunque sus miradas echaban rayos, Anne dijo “¡Hola Sis! ¡Que gusto que hayas venido!”, al tiempo que le dio un beso en la mejilla. Estela tenía una mal simulada sonrisa. Tomás se les unió de inmediato.
Se sentaron a conversar un rato, sacándole Anne a Estela las palabras. Cuando se miraban, era como si se quisieran matar. Tomás claramente notó el serio conflicto entre sus hijas.
“Muy bien papi”, dijo Anne al final de la incómoda plática. “Mañana es a las 11. Paso por ti. ¿Qué quieres hacer sis? Mañana estaremos papi y yo en el centro de gobierno unas tres horas. Son unas reuniones largas y enfadosas, pero ya sabes que mami nos enrolaba en todo lo que podía, y a este viejo le dio por seguirle dándoles por el lado”, preguntó después a Estela.
“Voy a visitar a mis viejas amigas”, contestó Estela. “Iremos a desayunar y luego a ver que más”.
“Te dejo mi carro sis”, dijo Anne.
Estela se lo agradeció.
Se despidieron. Tomás se dirigió adentro y las dejó ...