Riberas del Donetz 3
Fecha: 15/06/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... Pomerania, parte de Mecklemburgo, ya en manos del Ejército Rojo; masas de gentes despavoridas, que contaban y no acababan de la ferocidad, el terror que los soldados rusos aplicaban sobre la población civil alemana de tales territorios… Matanzas a granel, violaciones sin cuento… Muerte, y muerte, y más muerte… Horror, y horror y más horror
El viaje o más bien peregrinaje fue inenarrable: No pocas veces en trenes atestados o simples vagones de ganado que a cada nada debían ceder el paso a convoyes militares que iban o regresaban de los cambiantes frentes, y bastantes a pie a través de carreteras atestadas de gente y vehículos de toda clase y condición demasiadas veces tirados por caballos, acémilas e incluso bueyes; vehículos que las más de las veces no eran los típicos carros o carretas de tracción animal, sino automóviles, camionetas, camiones, en los que la gasolina se trocara en animales de tiro. Carreteras que no pocas veces se abarrotaban aún más con el tránsito militar, coches y camiones cargados de soldados, y blindados; carros de combate, artillería automóvil, piezas remolcadas bien por vehículos, bien por tiros de caballos… Y las interminables columnas de soldados que a marchas forzadas, a golpe de “pinrel”, avanzaban allá donde más necesarios podían ser. La Wehrmacht de 1945, triste caricatura de aquella otra de los días de vino y rosas de Polonia, Francia… Incluso de la Operación Barbarroja. Una Wehrmacht ésta de rostros aniñados o surcados por mil y una ...
... arrugas trazadas por los años, unos rostros arrugados que conocieron las trincheras de la 1ª Guerra Mundial, la de 1914 a 1918… Y rostros ni demasiado jóvenes ni demasiado viejos; soldados veteranos de aquellas campañas de 1939, 40, 41, 42, 43…Soldados con la terrible experiencia de haber entrado una y otra, y otra vez más en combate, desde las inmensidades rusas hasta los arenales norteafricanos, pasando por la campiña francesa de 1944… Soldados hartos de pelear, hartos de guerra, hartos de sangre, derramada y hecha derramar, pero que seguían combatiendo, a pesar del hastío, de las perdidas ilusiones… Una Wehrmacht que era trágico reflejo de la tremenda derrota que llamaba ya, irremisiblemente, a la puerta de todos los alemanes
En los primeros días de Abril, coincidiendo con la eliminación por los norteamericanos de los efectivos alemanes de la bolsa de Colmar, entre Estrasburgo y la frontera suiza, Peter Hesslich y Stella Antonovna llegaron por fin a Singen, por entonces todavía una no muy gran ciudad, en el estado de Baden, hoy Baden-Würtemberg, a unos nueve-diez kilómetros de la frontera suiza. Cuando Hesslich dijo a Stella lo que se proponía, huir de Alemania hacia Suiza, la previno del duro e incierto viaje que sería marchar desde Berlín hasta la frontera; y lo complicado que sería atravesar los bosques y montañas que cubrían toda aquella zona fronteriza, con las continuas patrullas de la Policía de Fronteras acechando a cada paso con órdenes de disparar a matar contra ...