Riberas del Donetz 3
Fecha: 15/06/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... cualquier sospechoso-sospechosa de querer desertar, huir de aquella Alemania prácticamente desmoronada ya. Cuando le escuchó, Stella se echó a reír alegremente
Cuando la pareja llegó a Singen venía cansada hasta casi desfallecer por lo que decidieron descansar allí algún tiempo, un par de días al menos que al final fueron tres. La meta de Hesslich era la ciudad suiza de Schaffhousen. ¿Por qué esa ciudad precisamente? Pues porque a cinco kilómetros está Büsingen, un pueblecito alemán de menos de mil habitantes y escasos ocho Km. de extensión. Y Büsingen tiene una muy especial peculiaridad: Está dentro de Suiza, aislada por completo del resto de Alemania(4). Allí, por su particular situación, la guerra no había llegado… No había sufrido bombardeos ni estrecheces económicas… La casi hambre que los alemanes, en general, venían padeciendo desde, al menos, el pasado 1944. Sus jóvenes no habían ido a la guerra, y tampoco allí llegó el nacismo… Claro que hondearon las banderas y gallardetes con la esvástica en el Ayuntamiento, pero como medida burocrática: Cumpliendo disposiciones gubernamentales que poco trabajo costaba admitir, pero ni un miembro del partido se contaba entre sus habitantes y, como quién dice, ni un voto a Hitller había aparecido en las urnas de las elecciones…cuando se celebraban, aún, elecciones.
Las razones de tal decisión estaban más en el terror que miedo que al hombre le causaba la posibilidad de que su amada Stella acabara en manos soviéticas, pues bien ...
... sabía que el resultado sería la muerte de la mujer, más o menos horrendamente. Eso le determinaba a salir de Alemania, escapar a que ambos cayeran en poder de los aliados, desconfiando de británicos y norteamericanos, y no digamos de los franceses, que no entregaran a su mujer a los rusos, a Stalin, como traidora a su patria… Pero también deseaba permanecer en Alemania, en su tierra, en su patria… La especial situación de ese enclave alemán que era Büsingen, le hacía concebir esperanzas de que allí la ocupación no sería como en el resto de Alemania… Vamos, que el ocupante no plantaría allí sus reales y por ende, no amenazaría a su mujer; pero tampoco al respecto las tenía todas consigo, por lo que, de momento, prefería quedarse en suelo suizo, en Schaffhousen, pero a un paso de Büsingen, de Alemania, a fin de cuentas; y allí, a esperar y ver la marcha de los acontecimientos…
Tras buscar y buscar encontraron una simple habitación en la casa de una viuda con dos hijos. La verdad es que estaban agotados, tras casi un mes de andar y andar en un viaje con las peores condiciones, deambulando de tren abarrotado en tren abarrotado, de vagón de ganado, en vagón de tal condición, sobre paja maloliente… De caminar y caminar cientos y cientos de kilómetros, en una primavera que más lluviosa no podía ser, aquella noche fue la primera en ni se sabe los días que podían dormir en una cama casi digna de tal nombre. Se acostaron tan pronto pagaron su dinero a la mujer y ésta les dejó solos ...