Riberas del Donetz 3
Fecha: 15/06/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... en la habitación, pues precisaban más un buen descanso que un plato caliente…aunque tampoco de éstos, los platos calientes, andaban, precisamente, sobrados entonces. De modo que se acostaron más que rápidamente y de inmediato el sueño les venció a los dos, abrazando Piotr a Stella cuál era su costumbre desde que iniciaron su vida en común, en tanto Stella acogía entre sus amorosos brazos a su más que querido marido.
No sabía cuánto tiempo llevaría durmiendo cuando Stella medio abrió los ojos todavía adormilada. No sabía bien qué, pero algo, una sensación más bien agradable, la había sacado de su tranquilo sueño; intentó removerse, buscar de nuevo posición idónea para regresar s los brazos de Morfeo, cuando se dio cuenta de qué era lo que la sacara de tales brazos: las manos de su marido palpándole, acariciándole, los senos en directo a través de la abertura practicada en su camisón al desabrocharle los botones que cerraban tal abertura… Y abrió los ojos como platos, más que despabilada a la deliciosa sensación. Se volvió hacia él, entre mimosa y burlona, diciéndole
Y a qué seguir relatando lo que a continuación sucedió, y no sólo esa primera noche, sino también las dos siguientes que en aquella habitación pasaran. Pero lo notorio no fue que más o menos veces practicaran eso que solemos llamar “Hacer el Amor”, sino que aquellas noches fueron las primeras que Peter Hesslich y Stella Antonovna decidieron escribir cartas y más cartas a la cigüeña, certificadas y con ...
... acuse de recibo.
En fin, que la cosa fue que tras pasar dos días y tres noches al amparo de la habitación que la viuda de Singen les alquilara, a la algo más que atardecida del que sería tercero que allí les amaneciera, abandonaron la ciudad para encarar la última jornada de su viaje hacia la Paz y la Libertad. En verdad que esta última etapa sería la más difícil, pues el territorio a cruzar sólo lo conocían por los muchos mapas consultados, y claro, pasar del mapa al terreno, a la tierra firme, era bastante complicado, pues allí, en los bosques que se abrían a poco de salir de Singen, ya no disponían de las referencias que el mapa otorgaba y todo dependía de su propio sentido de orientación…ayudados por una brújula y un cronómetro de que se proveyeran. En un mapa topográfico de la región trazaron la ruta Singen-Schaffhousen, en rectilíneo, que guiándose por la brújula seguirían, ajustando la dirección, casi al milímetro, señalando en el arco oeste/sur de la brújula, el ángulo oeste/suroeste que, calculado por ellos, debía llevarles directamente a su destino, la ciudad suiza de Schaffhousen; y el cronómetro les diría, con bastante precisión, los kilómetros recorridos en cada momento. Así, cuando hubieran dejado atrás unos diez-once kilómetros, podrían estar casi seguros de pisar ya suelo suizo…aunque tal seguridad no les entró hasta tener recorridos los doce/trece.
Durante los primeros cinco o seis kilómetros, anduvieron despreocupados, pues, aunque fueran campo través, ...