Fin de semana
Fecha: 05/07/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: johna.2012, Fuente: CuentoRelatos
... pues, no hay problema ―dije al fin, conteniendo la emoción que me embargaba.
Mario hizo un gesto de aceptación con sus manos y luego se dirigió a su habitación, seguido de cerca por Raúl.
Entonces me volví hacia Rafa y pude ver el fuego nuevamente en sus ojos. Con el corazón saliéndome por la boca caminé rápidamente al cuarto, seguido de cerca por Rafa, quien cerró la puerta luego de entrar.
―¿Le pondrás seguro? ―pregunté tranquilamente, tratando de mantener la calma.
―No, primero quiero esperar a que se duerman, no se les vaya a ocurrir entrar y encuentren la puerta con llave.
Sin saber que más decir, asentí con la cabeza y luego me eché sobre la cama, moviéndome a un lado para darle espacio a Rafa, quien se acercó en silencio y se recostó junto a mí.
Ambos nos quedamos en silencio, sin saber que decir o hacer. Aún podíamos escuchar las voces de Raúl y Mario del otro lado de la puerta, por lo que no era prudente empezar a hacer algo, a pesar de que ambos nos moríamos de ganas.
Luego de un largo rato de agobiante espera, por fin dejamos de oír voces y todo se quedó en completo silencio en la casa.
Con mucho cuidado y en silencio, Rafa se dirigió hacia la puerta y le puso el seguro, luego se volvió hacia mí, con una mano sobre su paquete.
Sin perder tiempo me acerqué hacia él y me puse de rodillas, restregando mi rostro contra su paquete, sintiéndolo grande y duro dentro de sus pantalones.
Ahora no había nada que me detuviera, me iba a meter aquel ...
... enorme pene en la boca.
Con la sangre ardiendo, empecé a desabrocharle el pantalón y luego tire de él hasta que cayó al suelo, dejando a la vista un bóxer negro con un tremendo bulto húmedo y caliente en la entrepierna.
Con desesperación empecé a restregar mi rostro contra aquel bulto, sintiéndolo caliente y húmedo, pidiendo a gritos que lo liberase.
Antes de proceder a hacer algo más, volví la mirada hacia Rafa y pude observar la súplica en sus ojos.
―Chúpamela ―susurró
Con cuidado metí mi mano dentro de su bóxer y liberé su pene, sujetándolo fuerte con mis manos.
Tal como lo imaginaba, aquel pedazo de carne era esplendido. Su tronco erguido, apuntando hacia el cielo era grueso y venoso, duro como una piedra. El glande era rosado y brillante, húmedo por el líquido viscoso que brotaba de él.
Lo observé por un largo rato, apreciando cada una de sus venas, de las pecas que adornaban el tronco. Nunca había visto un pene tan grande en vivo y en directo, fácilmente debía medir 19 cm o tal vez más. Era un hermoso espécimen.
Con lentitud y con la mirada clavada en los ojos de Rafa, acerqué mis labios a la brillante cabeza y los posé sobre ella por un segundo, sintiendo al cuerpo de Rafa temblar por el contacto. Luego saqué lentamente mi lengua y la posé también sobre el glande, moviéndola suavemente sobre él, dando vueltas suaves, dibujando círculos sobre la brillante cabeza.
Entonces, sin darle tiempo a recuperarse, me metí todo lo que pude de ella en la ...