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Las reeducación de Areana (7)
Fecha: 05/07/2020, Categorías: Gays Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
-¿Te gustaría que te hiciera acabar, putita?... -Sí… sí, señorita Milena, ¡se lo suplico!... por favor… ¡por favor! –rogó Areana con la voz ahogada por los sollozos. La respuesta fue una carcajada: -¿Te lo creíste, pendeja idiota? Nada de acabar hasta que la señora no te conceda ese honor. –la desengañó Milena y abandonó la habitación entre risas. ………….. Durante las siguientes cuarenta y ocho horas continuó la aplicación de la crema en las nalgas y los muslos de la pupila, que al cabo de ese período lucían recuperados, sin huellas de la dura paliza de Amalia, que, entonces, decidió someter a la jovencita a una sesión de castigo duro, además de haber ordenado que la tuvieran en ayunas, sin alimentos ni agua. Alternar placer y trato cruel era su estrategia para quebrarla emocionalmente, para someterla total y definitivamente. Eran las nueve de la noche cuando Milena y Marisa fueron a buscarla a la habitación-celda, donde Areana seguía esposada y con los tobillos engrillados, para evitar que se masturbara. Echada boca abajo en el piso dijo cuando vio entrar a las dos asistentes: -Tengo hambre… y quiero agua, por favor… -murmuró la pupila mirándolas con expresión doliente. Amas se miraron y fue Milena quien se acercó a la adolescente, la sentó tomándola del pelo y le dio una bofetada: -¿Quién te autorizó a mirarnos y a hablar, perra insolente?. –y volvió a golpearla. -Perdón… Perdón, se… señorita Milena, ¡perdón!... –musitó Areana en medio de un ...
... estremecimiento que la sacudió entera. -En cuatro patas, putita… ¡Vamos! –le ordenó Marisa. –y en cuatro patas se la llevaron rumbo a la sala de castigos. Cuando se dio cuenta de adónde iban, Areana entró en pánico y en un arranque inconsciente se puso de pie e intentó retroceder mientras gritaba desesperada: -¡¡¡Noooo!!! ¡¡¡No hice nada!!! ¡¡¡No me lleven ahí!!! ¡¡¡Noooo!!! ¡¡¡Nooooooo!!! Pero apenas dio dos pasos las asistentes la sujetaron y fue a parar al piso, de espaldas, con Milena a horcajadas sobre su vientre y abofeteándola duramente en tanto la jovencita no dejaba de gritar y suplicar en vano. Después de varias bofetadas la arrastraron hasta la sala tan temida. Allí esperaba Amalia y Areana, al verla, se libró de las asistentes y llorando desconsoladamente se arrojó a sus pies y renovó sus súplicas: -No, señora, por favor no… No me castigue… Yo me estoy portando bien… ¡No me castigue!... ¡Por favor!... -Tenemos que asegurarnos, Areanita, de que vas a seguir portándote bien y cada vez mejor y cada vez vas a ser más obediente y más sumisa. –le dijo Amalia y dio orden de que la pusieran en el caballete mientras la niña mezclaba el llanto con gritos de súplica. Milena y Marisa la levantaron e inmovilizaron atándola por muñecas y tobillos a los extremos inferiores de las patas, con el torso apoyado en el acolchado forrado con cuero marrón. De esa manera, el culo de la pobrecita quedaba a disposición de Amalia, que en ese momento observaba los instrumentos ...