1. CUANDO EL DESEO SE HACE OBSESIÓN


    Fecha: 04/10/2017, Categorías: Hetero Autor: bridge, Fuente: RelatosEróticos

    ... a apadrinarlo y por ello Ahmed disfrazaba inútilmente los defectos de Carl ante el resto de empresarios, presentando al pelele como un hombre observador parco en palabras, que no movía pieza hasta estar seguro de sus pasos y eso lo hacía una persona inteligente, comedida y talentosa para el negocio. Realmente nadie lo creía pero siendo el protegido de Ahmed, no era discutido.
    
    El moro dio una palmada, por un instante se hizo el silencio y Carl permanecía expectante. Tras breves segundos se abrieron las cortinas de la sala contigua y con ellas entraron lo que Ahmed nombró como las damas del paraíso. Una hilera de mujeres se presentó ante los dos, todas ellas ataviadas de faldas sedosas semitransparentes que dejaban entrever los encantos y desencantos (a los ojos del chico) de ellas. Ahmed hizo un gesto giratorio de su mano y las esclavas una tras otra se dieron media vuelta se pusieron a cuatro patas y apartaron las ropas dejando a la vista las ancas y las alhajas que escondían entre sus piernas.
    
    -Vamos Carl, no te incomodes- conversaba Ahmed mientras se acercaba a las muchachas – es hora de que dejes de ser un niño, que mejor que entre los brazos de una de mis queridas y hermosas piezas. Tienes dónde elegir, hay para todos los gustos, flacas o carnosas, da igual cualquiera de ellas te complacerá inmensamente, si quieres puedes catar antes de elegir – y mientras decía esto pasó casi introduciendo sus dedos índice y corazón en el coño de una de las muchachas que ni ...
    ... siquiera se inmutó, atrajo su mano hacía su enorme nariz y aspiró el aroma, después lamió los dedos y cerró los ojos extasiado.
    
    Un alarido lo sacó del trance y Carl aprovechó para desviar los acontecimientos.
    
    -¿Qué ocurre, de dónde proviene ese grito?
    
    -Ah, no es nada joven hijo, no es más que una yegua sin domar.
    
    -¿Cómo? Me pareció una chica – se incorporó del canapé señalando el lugar de origen, otra sala tras unos faldones a la derecha.
    
    -Curioso Carl ¿Quieres verla, la doma? Vamos ven, dejemos tu regalo para luego – entre risas Ahmed lo llevó a la siguiente estancia.
    
    La imagen de aquella escena impresionó considerablemente al chico. Aquella sala no era para nada lujosa ni cuidada en detalles, bastante lúgubre y pobre en decoración parecía más una estancia de torturas que un lugar dedicado al ocio.
    
    Se encontraban en ella dos fornidos cuarteleros que custodiaban y sometían a una joven desnuda que se hallaba atada a un potro en posición cuadrúpeda sobre él. Uno de ellos asía un mango de madera con el cual la violaba manualmente a la dueña de los gritos.
    
    -No te asustes, ¿Cómo piensas qué llegan mis flores a ser tan sumisas y obedientes como las que te mostré antes?, llegar a formar parte de mi jardín tiene un precio.
    
    Carl escuchaba a Ahmed con la vista perdida en otro lado.
    
    -Ay joven muchacho, eres tan desconocedor de ciertas artes. ¿Qué es lo que tanto te distrae de mis palabras? Ya entiendo, te gusta aquella jamelga, no quieras aspirar tan alto, es ...