1. CUANDO EL DESEO SE HACE OBSESIÓN


    Fecha: 04/10/2017, Categorías: Hetero Autor: bridge, Fuente: RelatosEróticos

    ... susurrado en la oreja – debería apalearte – le gritó mientras se oprimía las falanges mordidas. Aun así Carl se apiadó de la muchacha.
    
    Los días venideros transcurrieron casi de igual modo, Carl trabajaba y cuando terminaba corría raudo a la campaña deseoso de ver a la joven. Transitaba la noche casi en vela, leía en voz alta bajo la atención de la doncella, le daba de comer y la aseaba mimosamente. Ella ponía resistencia, enfurecía con cada palabra y ademán cariñoso de Carl, que aguantó todos los desaires sin darles ninguna importancia.
    
    Aquella madrugada Carl nuevamente se dispuso a lavar el cuerpo sudoroso de ella, asió la esponja húmeda y la pasó por su rostro, bajaba lentamente por el cuello y se recreaba en cada poro de la piel de su obsesión, se deleitaba en sus senos, el vientre y allí se detenía pudoroso, mas en esta ocasión no pudo contenerse y descendió hasta sus muslos; la joven reaccionó y con el poco movimiento que le proporcionaban las ligaduras atinó a golpear con la rodilla la cara de Carl. No pudo reprimirse, él había intentado ser amable, paciente refrenar lo que ella despertaba en él y aun así ella seguía siendo la misma mujer arrogante que le trajeron hacía días. Estalló en cólera y un intenso impulso animal se apoderó de aquel chico indolente de buenos modales; se abalanzó sobre ella y la despojó de sus vestiduras, ella intentaba zafarse de la ...
    ... cruceta y morderle pero del joven y clemente Carl no quedaba nada. Lamió los ansiados pechos, los pellizco, sorbió cada uno de los rincones de ella, manoseándola al paso de sus palmas, perturbado se bajó los pantalones y con una mano blandió su falo erecto entre tanto con la otra arañaba los muslos que luchaban por cerrarse. Con un golpe contundente consiguió que la chica cejase por un momento de resistirse y Carl aprovecho para envainar su pene en la vagina de ella arrancando un aullido de la joven, la acometía una vez tras otra, cada vez más furioso mientras ella cada vez más vencida casi no ponía intransigencia alguna… Carl se desparramó dentro de ella y agotado cayó de rodillas al suelo. Conforme pasaban los segundos se daba cuenta de la brutalidad y del monstruo en que se había convertido. Tomó un puñal y entre lágrimas cortó los nudos que sujetaban a la chica.
    
    -¿Cómo podrás perdonarme? – suplicaba Carl
    
    Ella lo miró fijamente y con las pocas fuerzas que le quedaban propino una bofetada a Carl que le dolió más en la conciencia que en la cara.
    
    -Sácame de este infierno, llévame a tu país – eran las primeras y casi últimas palabras que ella le dedicaría.
    
    -Pero ¿Cómo? ¿Aun así vendrías conmigo?
    
    -No te confundas, ¿para qué crees que quedaría si no saliese de aquí?
    
    Al día siguiente Carl partió con la joven rumbo Inglaterra, era lo menos que podía ofrecerle. 
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