El juego (I)
Fecha: 14/07/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... restregar mis manos por su cabeza. Cogí champú en mis manos y le lavé la cabeza, él estaba de espaldas a mí. Mientras le lavaba la cabeza, comencé a hablarle, como para que fuese tranquilizándose, no se bien si era yo la que tenía también que tranquilizarme. Le fui diciendo que no se tomará a mal la regañina de la mañana, tanto la mía como la de su tío, ya lo único que pretendía su tío al hacer que fuera yo que lo lavase, era en el fondo que si se acostaba bien limpio, menos tendría que lavar yo las sábanas, ya que esta mañana, las suyas las había tenido que cambiar, con el consiguiente trabajo que conlleva el cambio. Pareció que la excusa le había convencido. Después de enjuagar bien la cabeza, continué pasando mis manos por su espalda. Primero pasaba las manos como queriendo quitar la arena del cuerpo, luego enjabonaba mis manos y las pasaba por la zona ya libre de arena, concluyendo con otra pasada para quitar el jabón.
Mis manos bajaron hasta sus nalgas y muslos, le hice que separará un poco las piernas con el fin de poder lavar entre ellas. Una de las veces que mi mano entró entre ellas, justo bajo su culo, la inserté hasta sentir en las puntas de mis dedos, como tocaba sus testículos. El por supuesto no dijo nada, yo como si hubiera sido lo más normal del mundo. Cuando terminé por la parte posterior de su cuerpo, me incorporé ya que estaba en cuclillas para llegar hasta los pies, y cogiéndolo de los hombros, le di la vuelta. Nos miramos a los ojos, su cara se ...
... encontraba totalmente sonrojada. Quise rápidamente tranquilizarlo. Para ello, me dirigí a él diciéndole con una sonrisa que ya les gustaría a los otros dos (Roberto y Jesús), encontrarse en esa situación, que era un afortunado, que ellos estarían en estos momentos sintiendo una envidia enorme y que seguro se cambiarían con él.
Esto le hizo sonreír y noté como se tranquilizaba. Creo que reflexionó y se sintió en ese momento realmente afortunado, es más tuve la seguridad de que sí se sentía afortunado y superior a los otros dos, ya que al interrogarle con la pregunta de que si "había oído a esos dos hablar de mí, de mi cuerpo o algo así", me confirmó que sí que hablan siempre de mí. Mientras teníamos esta charla, fui lavando su pecho. La verdad es que aún que ya estaba vuelto hacía mí, yo, no había mirado aún hacia sus partes bajas. Al ponerme en cuclillas de nuevo para lavarle por la cintura y muslos, me quedó frente a mis ojos su pene y sus testículos, éste por supuesto se encontraba erecto, eso hizo que yo levantara la cabeza y viera en la cara de Javier nuevamente turbación. - No te preocupes- le tranquilice, -esto será un secreto entre nosotros- dije mientras sonriéndole y con dos dedos le cogía la punta del pene y se lo zarandeaba cariñosamente de lado a lado, a lo que él respondió con una tímida sonrisa.
Mientras lavaba sus piernas, podía observar como continuamente el miraba hacía bajo, imagino que a independientemente de sentir excitación por el contacto de mis manos en ...