1. Mi casera me la chupaba estando en la Universidad


    Fecha: 14/07/2020, Categorías: Incesto Autor: Antonio Alexilo, Fuente: CuentoRelatos

    ... ver, ni en las revistas he visto un miembro tan bonito como el tuyo. Y tus, bueno tus huevos son tan grandes como los de un toro, será un placer verte en acción chaval, no te preocupes.
    
    —Gracias por el alago señor, ya estoy bien, solo es que me he sentido abrumado por la situación.
    
    Mi pene, que se había aflojado, comenzó de nuevo a engordar. Cecilia se puso de rodillas delante de mí, con los ojos cerrados y con la boca muy abierta. Al agacharse ella pude ver que tenía un coño perfecto, con unos labios mayores preciosos. Acerqué mi polla a su rostro y ella me la cogió con las dos manos bajo la atenta mirada de Pablo, a un metro escaso de nosotros sentado en una silla. Mientras Cecilia recorría todo mi miembro con su lengua yo miraba alternativamente a los dos, Pablo tenía la boca y los ojos muy abiertos y le caía un hilillo de saliva por la comisura de sus labios. Cecilia me agarró los huevos con su mano derecha, tirando de mi "bolsa" como si fuera una aldaba. Le introduje la polla en la boca poco a poco, viendo como sus labios se estiraban tanto que perdían la forma. Empecé a moverme adelante y atrás, penetrando su boca como un animal, sus tetas se zarandeaban. Ella soltó mis huevos y rodeándome con las dos manos me agarró el culo clavándome las uñas en los cachetes. Aceleré, y mis huevos se mecían en el aire dentro de mi escroto, un escroto tan distendido que dejaba ver claramente unos huevos casi del tamaño de un huevo de gallina.
    
    Mientras yo tiraba de los ...
    ... cabellos de Cecilia con las dos manos acercándola a mí, para metérsela en la boca con más furia, ¡sentí!, como por debajo de mí, don Pablo había estirado el brazo y, con su mano derecha, acariciaba muy suavemente mis huevos.
    
    No me gustan los hombres pero esa caricia tan sutil me pareció un halago, nada brusco; algo que me gustó y decidí no pararle los pies, y más teniendo en cuenta que me la estaba chupando su mujer. Lejos de enfadarme lo que hice fue excitarme muchísimo, un cosquilleo agradable recorría mi escroto desde el ojete del culo hasta la unión con el pene. Cecilia abrió los ojos y al ver a su marido cogiéndome los huevos se sacó mi polla de la boca y le dijo:
    
    — ¡Pero qué haces cariño!, no sabía que a ti también te gustaba el chaval.
    
    —Solo es una caricia, un halago; es como recordarme a mí de joven, perdón.
    
    —Da igual cariño, me encanta verte tocándolo, si a Antonio no le molesta claro está; es tan excitante Pablo, y tan raro eso que le haces a Antonio que me enciende más aún —dijo y respondió su esposo.
    
    —Gracias por no enfadarte Cecilia. Es que al ver cómo le chupas ese pene tan bello me han dado ganas de tocarlo, ¡solo como admiración! Y tú Antonio perdóname, por favor, no lo he podido resistir, no tocaré más.
    
    —Son ustedes dos muy especiales. Don Pablo, mientras no pase "de ahí" no me importa que siga acariciándome.
    
    —Gracias Antonio, me haces muy feliz, eres un primor de chico.
    
    Pasaban los días y yo me abstenía de masturbarme en solitario, porque ...
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