Noruega y mi familia tienen su encanto...
Fecha: 17/07/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... actor porno pero a mis dieciocho tiernos años, (y ya han pasado unos pocos desde aquello), estaba de muy buen ver y era solvente a lo que entrepierna se refería.
Una noche, cuando íbamos a cenar, me dije que ya estaba bien de tanto mojigaterío y me desnudé, pues sabía que mis parientes estarían también ya en bolas para la cena, en el porche, cerca del lago. No había mosquitos y lo alumbraban todo con unas lámparas solares que trazaban también un camino hasta el lago.
Cenamos. Aprobaron con sonrisas verme desnudo y desde luego la cena fue deliciosa: filetes de reno y guarnición de patatas en puré y frutos rojos. Hacía muy buena noche, a lo lejos ululó a lo lejos una pareja de búhos. Charlamos un buen rato (domino sin problemas el noruego, pues mi madre me educó en él, en casa hablábamos inglés entre nosotros en común y con mi padre español y catalán con mis primos y parientes. Políglota desde pequeño, ya veis) y después pasamos al interior, cuando empezó a refrescar. Pusimos una peli en la tele, y cuando me quise dar cuenta me había dormido. Al parecer debí escurrirme porque de pronto me desperté sobre unas piernas desnudas. Mi tía estaba acariciándome la cabeza. Miré hacia arriba y vi sus duros pezones, sus tetas, y su sonrisa. De pronto, en un lado escuché un ruido raro, como de succión. Mi prima. Lania estaba de rodillas delante de mi tío Sigurd, haciéndole una portentosa mamada. Sentí que mi polla crecía de golpe y algo la envolvía… las manos de mi tía, antes de ...
... darme cuenta, me estaban masturbando despacio, casi con cariño. Me tocaban los testículos despacio los sopesaban, me acariciaba con la yema de un dedo el perineo, casi hasta el ano, y volvían a mi polla que ya palpitaba. Me masturbó sin que yo pudiera moverme apenas por la impresión. Con un brazo me elevó la cabeza y me acoplé en ese pezón duro que me ofrecía y que me estaba obsesionando. Me lo metí en la boca y saboreé salado, por un poco de sudor, pero el perfume penetrante de su piel me inundó. No dejaba de pajearme, escuchaba los sonidos de succión de mi prima comiéndosela a mi tío. En otra ocasión, supongo, me habría sentido horrorizado por el incesto… pero aquello me estaba poniendo tantísimo y tan excitado que no podía pensar. Mi prepucio se retiraba y cubría el glande y lo notaba conforme mi tía aumentaba el ritmo y mi propio líquido preseminal lo cubría y facilitaba el movimiento. Me bajó el pellejo del todo y gemí mientras le chupaba y mordía el pezón. Ella me apretaba más hacia él. Y paró. Mi polla palpitaba, salvaje, en su mano, llena de venas, deseando correrme.
—¿Quieres más? —preguntó con una sonrisa maliciosa y la voz grave.
—Sí…
—Solo lo tendrás si haces todo lo que te pedimos. A veces te dejaremos pedir, también, pero tendrás mucho, mucho placer —recalcó la palabraplacer apretándome fuerte la polla y llevando todo el pellejo abajo para acabar llenándose la mano con mis testículos.
—Vale.
—¿Harás todo lo que te pidamos? Puedes negarte, claro. Pero ...