Noruega y mi familia tienen su encanto...
Fecha: 17/07/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... mis manos apretaron sus pechos con fuerza y ella gimió. Le lamí el cuello allí en la ducha, mordí sus pezones, busqué su vientre y le comí el coño con ansia desesperada. Me supo distinto en ese momento, no era sólo lujuria, era hambre.
Le retiré el plug del culo. Ella gimió. Se lo abrí, se lo lamí, y la penetré con fuerza. Largas penetraciones, lentas, torturantes, hasta que me pude correr en su interior y ella se corrió a su vez por el culo, por el coño, en su clítoris, hasta por la piel. No sé qué ocurrió, solo que nuestras lenguas estaban unidas mientras ocurría y yo me derramaba dentro de ella.
RECUERDO
Un par de horas más tarde, puesto que nos tomamos una pequeña siesta, bajamos. Tía Freya y tío Sigurd estaban en la cocina, con delantales, preparando un asado de ternera, y me preguntaron cómo estaba. Nos vieron bajar cogidos de la mano y sonrieron. No lo pudieron evitar y ellos se besaron entre risitas tontas y enamoradas. No todo era sexo en esa familia. Hasta un rato después de cenar Lania no se puso el collar de nuevo. Antes de que acabara el día tenía que recibir su castigo por díscola. Yo, después del sexo de aquella tarde, estaba agotado. Me mantenía despierto por pura voluntad. Y más después de tantas corridas, el dolor de mi culo pero el placer intenso de haber sido follado, las ganas de más pero apenas podía tirar de mi pellejo.
El castigo ...
... determinado fuero quince azotes con una vara en su culo. Una simple vara verde de fresno. Tío Sigurd me dijo cómo tenía que azotar mientras Roja estaba con el torso apoyado en la mesa y las manos sujetando la tabla.
Entonces, la castigué. Lo hice. Quince golpes con la vara. Dejaron señales en ese culo perfecto, líneas rojas en distintos ángulos. Roja gimió en cada uno de los golpes, pero le habían puesto como mordaza una de sus bragas. Cuando acabé, inmediatamente, tía Freya le untó el trasero con un gel fresco para la piel. Yo sabía que también debería haber sido castigado pero estaba tan cansado que me lo dejaron pasar. A fin de cuentas era mi primer día en los juegos de la casa.
Esta vez sólo os contaré hasta aquí. Estoy cansado y mientras escribo esto, debo deciros que estoy desnudo, con Roja comiéndome en profundidad la polla y ambos con la prohibición de corrernos. Un plug de respetable tamaño me taladra el culo, pegado por una ventosa en la silla en la que estoy sentado y unas pinzas me muerden los pezones, unidas a los pezones de Roja.
Me ha llevado cinco horas escribilo y ha sido una verdadera tortura cada uno de los días que me ha tocado escribir hasta completarlo en este punto. Y me ordenan mis tíos que responda vuestras preguntas, si las tenéis, en otro escrito.
Qué cabrones. Menos mal que mañana cambiarán los papeles... Y todos serán mis putas.