1. Mi sumisa vecina


    Fecha: 22/07/2020, Categorías: Voyerismo Autor: Tahotlo, Fuente: CuentoRelatos

    Me llamo Joaquín y voy a relatarles cómo conseguí convertirme en el dominador de mi vecina, que era aficionada a la sumisión, y que ahora es mi sumisa fiel.
    
    Hace años que vivo con mi esposa en el mismo piso, tiene muy buenas vistas, y me encanta observar el paisaje desde la ventana mientras fumo; muchas veces cuando disfruto de esos momentos de paz, observo a mi vecina Rosa tender la ropa o arreglar sus macetas, ella siempre me saluda muy amable desde su balcón. (Rosa es una cuarentona muy bien conservada y muy elegante, "una morenaza de cuidado", vive en el mismo piso desde hace años, "como nosotros"). Hace cosa de un mes la vi desnuda desde mi ventana a través de los cristales de su balcón, estaba al fondo de su comedor, "pero se la veía bien", (sus cortinas no estaban cerradas del todo).
    
    Tenía una cuerda rodeando todo su cuerpo, menos los brazos; me preocupo al pronto verla así, pero mi preocupación se disipó en cuanto comprobé que estaba, "dándose a sí misma" con una fusta en las espaldas y en el culo, aquella visión me puso el pene duro como el de un burro, me excito mucho verla desnuda, "dándose" en los lomos (mientras la observaba me fume "cuatro cigarrillos seguidos", ¡en diez minutos!), ¡me vio mirándola desde el fondo de su comedor!, "me cazó", dio un grito y salió corriendo hacia otra habitación, perdiéndola yo de vista.
    
    Mi mente comenzó a hacer fábulas e historias, y las pajas fueron cayendo a diario, "cuando mi esposa no estaba en casa", mi esposa se ...
    ... lleva bien con mi vecina Rosa, pero no son amigas de salir juntas o de visitarse.
    
    Ansioso por saber "el porqué" de esas ataduras y azotes mire en Internet términos como: mujeres atadas, mujeres azotándose, mujer se ata y se azota; y encontré todo un mundo de prácticas aún más fuertes que lo que la vi hacer, todo ese mundo me era ajeno y muchas cosas me parecían desagradables, estaba entrando en el mundo del BDSM, pero no todo me desagradó, el tema de la sumisión y la dominación me cautivó y me excito "más de lo que yo esperaba", leí a fondo sobre esas prácticas con la mente puesta en "follármela", de un modo u otro, pero tenía que saber que era ella, ¿masoquista?, ¿sumisa que recibía órdenes de alguien, para atizarse a sí misma?, ¿o era sumisa reprimida?, esto último es lo que yo deseaba, pero en cualquier caso, lo que sí estaba claro que le gustaba flagelarse "como a una perra".
    
    La acechaba desde la ventana, pero tenía la cortina cerrada "a cal y canto" (creo que tenía temor de encontrarse conmigo "cara a cara").
    
    Hace pocos días la encontré en la panadería y se sonrojo al verme, al salir le hable:
    
    —Buenos días Rosa, no te veo desde hace ya bastantes días.
    
    —Si Joaquín, no quería verte, estaba preocupada y nerviosa por lo que podrías contar en el vecindario.
    
    —¡Nada Rosa!, no he contado nada en absoluto y no diré nada ni a mi mujer siquiera ¡Palabra de honor!, respeto tu intimidad.
    
    —¡Que peso me quitas de encima!, gracias Joaquín.
    
    Volvimos a casa juntos y ...
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