1. El diablo disfrazado de mujer madura


    Fecha: 06/10/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Alien_system, Fuente: CuentoRelatos

    ... medio día iba y regresaba, por lo que una tarde en que el padre de mi pretendienta (la chica norteña) llego a platicar con mi madre al respecto de las ventas, cosas de política etc., yo estaba en algún rincón haciendo tarea, o viendo TV, y Olivia en el área de la cocina haciendo sus menesteres al respecto, y como ya les decía, esa mujer tenía el diablo en la panocha o no sé qué, pero en esa ocasión ocurrió lo que no podía imaginar, mientras mi madre estaba en el área de mesas platicando con mi supuesto “suegro” (que era un hombre ranchero del norte, de sombrero, botas y casi pistola al cinto).
    
    Olivia inicio con picardía a estarme jodiendo con algo de la norteñita hija de este señor, el cual entre broma y broma, pero pues era sabido que ella no torcía el brazo, ya me estaba picando la cresta, así que lo que casi nunca tuve con ella un acercamiento más personal con ella, hasta ese momento que sus comentarios me estaba siendo incómodos por lo que nos enlazamos en una serie de palabras de broma para contrarrestar lo que ella me decía, pero al diablo no se le puede ganar, y ya me estaba desesperando la situación, en un momento en que ella estaba en un rincón del área de la cocina, me acerque a ella para callarla de todo lo que me hacía burla, y como no paraba de hablar, la tome de los brazos, y calle su boca con mi boca, nos unimos en un leve beso sin pensarlo, aprovechando el que nadie nos veía en esa posición y simulando que yo la ayudaba con las tareas de la cocina, de ese ...
    ... beso que para mí fue tierno y no esperado ya que nunca se me había ocurrido haber tenido algo con ella, ya que era una mujer que a pesar de tener cierta coquetería, era mayor que yo y su vestimenta era muy apegada a los cánones de su religión. En fin que de ese primer besos, vinieron más besos y como ya les había comentado al diablo no se le gana, y ella tenía una cara de ingenuidad y de sorpresa después de ese primer beso, que me motivo a seguir besándola esa tarde le estuve robando uno que otro besos en la complicidad de ese rincón donde nadie nos podía ver.
    
    Ese día llego a su fin, y vinieron otros días normales comunes y corrientes, aunque yo me había llevado a la casa esa aventura, no podía hacer más, yo no tenía un ingreso o forma de “invitarla” a ella después de esto, además era mayor que yo, y la gente como iba a hablar si nos veía en una situación comprometedora, mi galana la norteñita no debía enterarse de esto, y mis otras posibles conquistas en la escuela pues estaban sobre esta bonita calentura de una tarde, en fin, los días transcurrieron, como si nunca hubiera pasado lo de la tarde anterior y nuestro intercambio de besos, no mencionábamos ninguno de los dos nada al respecto y yo la trataba con indiferencia, aunque ella me miraba con esos ojos expresivos y llenos de complicidad que me hacían recordar rica aventura pero a esa edad tampoco estaba para desperdiciar cualquier oportunidad que se ofreciera, y ella claramente estaba dejando la puerta y las piernas más ...
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