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Anita de tus deseos (capitulo 9)
Fecha: 01/08/2020, Categorías: Gays Autor: cleversex, Fuente: CuentoRelatos
... gran pasador en el clítoris. Calzaba unos zapatos negros con plataforma y un tacón vertiginoso. —Buenas noches señor, —dijo la mujer cerrando la puerta. —Buenas noches María, —papá me desabrochó el abrigo, me lo quitó y se lo dio a María que lo colgó en el ropero. Cuándo se giró, vi que llevaba un plug en el culo con un gran penacho de pelo a modo de cola. Tiró de la correa y me condujo a un amplio salón dónde sentado en un gran sillón de orejas había un hombre, más bien grueso y muy mayor, rondando con toda seguridad los setenta. Estaba desnudo y se le veían nítidamente los tatuajes que le cubrían los brazos y el pecho. Entre sus piernas, por debajo del pliegue de su enorme la tripa y semi oculta por una mata de pelos blancos, se vislumbraba algo que podría ser su polla. A sus pies, tumbada, había una chica muy joven y desnuda, de no más de veinte años e inconfundibles rasgos asiáticos: posiblemente filipina. El hombre apoyaba uno de sus pies sobre ella, que a su vez le chupaba el otro pie. Al vernos, dio una patadita a la chica para que se apartara mientras se levantaba para saludarnos. —Buenas noches Paco, —dijo papá estrechándole la mano, y mirando a la filipina, añadió—. Tienes una nueva. —No, no, he vendido a Georgeta: ya estoy mayor para estar entrenando, además, era una gilipollas. —Sí que lo era, pero estaba muy buena. —¿Y esta qué? —dijo Paco obligando a levantarse a la filipina—. Se llama Evelyn. Parece una cría, pero tiene veintiocho años. Y ...
... lo mejor: esta entrenada y muy bien. —Es preciosa, y muy pequeñita: me encanta. —Así es más manejable. Le faltan tetas, pero se lo van a solucionar el mes que viene. —Perfecto. Permanecí en silencio muy atenta a lo que se hablaba, y la sola idea de que papá me vendiera me aterrorizaba, pero al mismo tiempo me excitaba: me resultaba atrayente la idea de pasar de mano en mano cómo una mercancía. Pero eran pensamientos confusos, porque no quería separarme de papá por nada del mundo. —Te aseguro que a pesar de que no tiene tetas me ha costado una pasta, pero ha merecido la pena. Estoy encantado, tanto que es la que duerme conmigo y María ahora duerme en el suelo con el perro y se encarga de las cosas de la casa. —¿Y no ha dicho nada? Es tu mujer. —Nada que no resuelva un par de hostias. Pero ya la conoces, es lo que la va. Igual que a esta, —dijo señalando a Evelyn—. Las tengo funcionando continuamente. Encuentro más gratificante mirar: ya no estoy para muchos trotes. Bueno, preséntame a tu hija. —Paco, esta es Anita: mi nena, —Paco me sujetó la cara con las dos manos y me morreo. Noté su repugnante lengua explorando mi boca, pero al mismo tiempo una punzada de placer me atravesó el clítoris cómo un alfiler. —Se la ve muy receptiva y sabe muy bien. Además, es guapísima: no cabe duda de que ha salido a su madre. —Gracias a Dios, —dijo papá y los dos se pusieron a reír mientras papá le entregaba mi correa. Paco se sentó en el sillón y con la correa ...