1. La chica del chat


    Fecha: 11/08/2020, Categorías: Gays Autor: txuso, Fuente: CuentoRelatos

    ... bulto por encima de la tela. “No digas nada, le dije, sólo siente lo que quieres sentir”. Desplazó la mano a lo largo de mi polla varias veces, la metía entre mis muslos, tocando mis pelotas, y subía hasta el glande muy despacio. Alargué el brazo hacia atrás, tomé un cojín que había llevado para ella y se lo entregué sonriendo ante su cara de sorpresa, que se enrojeció con el gesto. “¿Te sientas como lo haces en tu casa cuando hablas conmigo?”, sugerí.
    
    Ella no respondió, se giró hacia mí, cogió el cojín y lo puso entre sus piernas, levantándose la falda para sentarse sobre él directamente. “¿La saco?”, le pregunté deseando hacerlo. “Si tú quieres”, respondió aún con ese aire tímido, pero con ese interés que la estaba embriagando. Bajé el bóxer hasta las rodillas y quedé completamente al descubierto ante su mirada. “Es más grande que en el chat”, dijo sin desviar la mirada. Yo me la agarré y empecé a acariciarla como lo hacía para ella. Notaba la excitación en su cara y en los movimientos de su cuerpo, que se contoneaba sobre el cojín. Empecé a masturbarme despacio. “¿Te gusta?”, le pregunté. “Sí”, dijo moviéndose sobre el cojín y con la mirada clavada en mi polla. “No quiero que te quedes con ganas de nada, en el chat cuando hago esto me dices que te gustaría tocarla, así que si te apetece hazlo”, le aclaré. Ella alargó el brazo, indecisa y acercó la mano a la mía, que agitaba mi polla de arriba a abajo. Se detuvo ahí valorando lo que iba a hacer. Yo quité mi mano y dejé ...
    ... la polla libre para ella. La miré y ella me miró, no sabría describir perfectamente aquella mirada, pero había más deseo del que jamás había visto en todas las miradas que habían desfilado por mi vida. Bajó la mano con la palma extendida y la apoyó sobre mi polla. “Agárrala”, inquirí. Cerró la mano agarrándomela y haciendo leves movimientos de arriba a abajo.
    
    Estaba muy excitado, nunca había experimentado algo así, ser la muestra ante una virgen total que curioseaba y experimentaba con mi cuerpo. “¿Puedo meterla en mi boca?, preguntó sorprendiéndome, quiero descubrir lo que se siente”. “Claro, de eso se trata, descubre”, le aclaré. Se inclinó y me dio un beso en el glande para después metérsela en la boca. Era la primera vez que lo hacía, se notaba bastante, era como un caramelo para ella, que chupaba casi inocentemente. Al poco se retiró y siguió con la mano. “¿Te ha gustado el sabor?”, quise saber. “Es raro, pero sí”, y siguió con su mano. “¿Sabes qué me gustaría?”, preguntó. Le respondí que no, era evidente. “Me gustaría sentarme sobre ella, sin metérmela”. “No te quedes con las ganas, quítate la falda y las bragas y hazlo”. Se soltó la falda y se quitó las bragas. Era maravillosa, su piel tersa y pulcra y su coñito rasurado, arreglado, pero sin depilar.
    
    Puso una pierna a cada lado de mi cintura y se sentó colando mi polla entre sus labios vaginales. Noté su humedad caliente empapándome, se movía suave de arriba a abajo y la oía gemir suavemente sobre mí, que estaba ...