1. La chica del chat


    Fecha: 11/08/2020, Categorías: Gays Autor: txuso, Fuente: CuentoRelatos

    ... excitadísimo y tenía la polla tan dura que podría haber tirado un muro con ella. No pude evitar agarrar sus tetas por encima de la blusa del uniforme, unas tetas duras, tersas, redondas e inexpertas en mis manos. Le solté los botones mientras ella seguía restregándose sobre mi polla y yo sentía su flujo caer por mis testículos y por la cara interna de mis muslos. Una vez abierta la blusa solté su sujetador y apreté sus tetas, sintiéndolas como un maná que me regalaba la vida. Lamí sus pezones y ella gimió más profundamente, entregada a lo que estaba sintiendo. “Quiero meterme sólo la punta”. “Haz lo que quieras, estoy aquí para eso”, le dije gimiendo y completamente excitado. Cogió mi polla, la puso en su entrada y se introdujo el glande, estaba tan húmeda que mi glande pareció arder en su interior. “No empujes más, me da miedo”, dijo. Se movía lentamente metiendo y sacando el glande de su joven coñito. Gemía de placer, pero no se atrevió a metérsela entera... jugó un rato más así y luego volvió a sentarse sobre ella y a frotarse subiendo y bajando. Había acelerado el ritmo y noté que se iba a correr, sus gemidos se intensificaron a la vez que sus movimientos. Yo sentí que también me correría pronto, me había sobreexcitado su entrega, sintiendo por primera ...
    ... vez una polla en su coño, disfrutándola.
    
    Se corrió y se dejó caer sobre mí. “¿Te ha gustado?”, le pregunté. “Muchísimo, pero tú no te has corrido, quiero verlo”. La cogí de la cintura y la eché un poco hacia atrás, sentada sobre mis muslos para poder masturbarme. Empecé a hacerlo, sabía que con unas sacudidas mi eyaculación estallaría. Noté como se iba cargando. “¿Quieres hacerlo tú?”, le pregunté. “Bueno, pero no lo he hecho nunca”. “No te preocupes, sólo agítala como me has visto hacerlo a mí cuando yo te diga”. Entonces le cogí la mano cuando estaba a punto y empezó a meneármela rápida, era un poco brusca por la inexperiencia, pero no importaba, me iba a correr. Mi eyaculación salió en explosión contra mi abdomen, llegando hasta mi pecho. Ella seguía moviéndola, pero le cogí la mano para que ralentizara el movimiento. Entonces pasó la mano sobre el semen y lo frotó por mi cuerpo como si fuera una pomada. Después se llevó la mano a su coño y se lo untó de semen. “Pruébalo”, inquirí. Se llevó los dedos a la boca y saboreó mi esencia.
    
    La dejé a una manzana de su casa. Para despedirse me dio un beso prolongado y las gracias por permitirle experimentar y saciar su curiosidad. Salió del coche, no sin antes haberme citado para el chat, y después ya se vería. 
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