Lara, una chica muy obediente
Fecha: 24/08/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... y bueno, se ha tocado hasta tener… hasta tener…
-¡¿Hasta tener qué demonios, Sara?!
-¡Hasta tener un orgasmo, Doña Beatriz! –se animó por fin la celadora y luego de ese primer impulso siguió como envalentonada.
-La muy sinvergüenza se tocó hasta provocarse un orgasmo en pleno comedor y terminó gritando, gimiendo y jadeando ante todo el alumnado que por supuesto se dio cuenta. Fue un verdadero escándalo, señora Directora. –concluyó Sara.
Lara estaba sumida en la más absoluta desesperación. Por un lado, aterrorizada, pero también caliente, cachondísima ante la fantasía de que fuera la mismísima Doña Beatriz quien la llevara al sótano para aplicarle el castigo de vara que le habían preanunciado Eva y Juani. Había comenzado a transpirar y hasta se dio cuenta de que estaba mojándose mientras sus mejillas ardían.
Tras haber escuchado a Sara, la Directora permaneció un momento en silencio, sin apartar la vista de Lara. Luego preguntó:
-¿Cuál es su nombre, señorita?
-Lara, señora… Lara Hernández…
Doña Beatriz hizo una pausa y luego dijo mientras abandonaba su escritorio para ir hacia Lara, ante la cual se detuvo:
-¿Tiene usted algo que decir, señorita Hernández, respecto de lo que me ha contado la celadora?
Lara, con la vista obstinadamente clavada en la alfombra azul que cubría todo el piso del despacho se mantuvo en silencio durante un instante y luego dijo con voz apenas audible y sin poder dominar el temblor que la sacudía de pies a cabeza:
-No… ...
... no, señora Directora…
-¿Debo entender entonces que reconoce usted haber cometido la falta que me ha descripto la celadora?
Lara tragó saliva y dijo:
-Yo… es que…
-¡¿SE DECLARA USTED CULPABLE O NO, SEÑORITA HERNÁNDEZ?! –insistió Doña Beatriz y su voz grave sonó como un trueno amenazador.
La niña pareció encogerse, presa del terror. Pensó en su situación, por completo en poder de Eva y Juani, que podían sumirla en una espantosa tragedia y apenas pudo murmurar su confesión:
-Sí… Sí, señora Directora… -y estalló después en un llanto nervioso.
Doña Beatriz recuperó la calma, volvió a su escritorio y una vez sentada le dijo a la celadora:
-Llévesela inmediatamente al sótano y hágale sentir la vara. Tal vez eso la haga reflexionar y podamos hacer que retome el buen camino.
-¿Cuántos azotes debo darle, señora Directora?
Doña Beatriz pensó un momento y luego le preguntó a Lara:
-¿Te sabes el Padre Nuestro?
-Sí, señora Beatriz.
Y entonces la Directora pronunció la sentencia con tono impasible:
-Hazle rezar el Padre Nuestro y le das un azote al término de cada frase. ¿Está claro?
-Perfectamente claro, señora Directora. -respondió la celadora. -¿Puedo retirarme?
Doña Beatriz la autorizó con un gesto de su mano y una vez fuera del despacho la mujerona apretó con fuerza el brazo de Lara y sin hacer caso de los sollozos de la niña la condujo hacia la puerta de acceso al sótano, que estaba ubicada en un rincón al fondo de la planta baja, oculta ...