El secreto - Relatos Eróticos

El secreto

... violado a sus hijos, lo supo desde el principio y vio en Cesar la salvación de su hermano, al cual no quería ver en la cárcel por ninguna razón, por más cierta que esta fuera.

Estaba de nuevo en los brazos del hombre que amaría hasta el fin de sus días enloqueció de pasión, sus brazos representaban el refugio más grato que hubiera deseado, sus besos incendiaban su ser de una forma abrazadora. Su intimidad palpitaba de solo pensar en alojar aquel trozo de carne que tanto le enloquecía, recargada sobre la pared Jorge la embestía salvajemente sin preocuparse por las prendas que impedían su ansiada invasión.

Hiso una pausa y libero su erguida tranca y la mostro orgulloso a la excitada Gina.

---mira tesoro lo que se va comer tu puchita---

Gina se hinco frente a su hermano, y observo como su vigorosa erección coqueteaba cerca de su boca, Gina humedeció sus labios y tomando en sus manos el erguido tolete comenzó a lengüetear la rojiza cabeza del desafiante aguijón.

---oh Gina como adoro y extraño tu golosa boquita mamas delicioso pareces un crio que lengua más suave mi reina---

Justo en ese instante Gina abrió la boca e introdujo la testa ocultándola en su interior apretaba sus labios succionando con maestría el tieso mástil, Jorge impulso su cintura discretamente tratando de instalar lo más que pudiera de su larga vara en la boquita de su hermana.

Eran un par de bestias en celo disfrutando de in placer que para ellos estaba prohibido Jorge la obligo a ...

... incorporarse y la lleva a su recamara una vez en ella se desnudaron rápidamente exhibieron sus cuerpos desnudos sin el más mínimo pudor Gina dejando sus pechos al aire duros y erizados y la enorme pelambre oscura de su hambriento sexo a la libre contemplación de su lujurioso hermano los ojos de Jorge brillaban intensamente fijos en la zona “v” de su hermana, su vigorosa verga lucia enhiesta y desafiante a más de apetitosa a los ojos ávidos de la golosa Gina.

Jorge no perdió más tiempo le acomodo en el quicio de la cama y la penetro de un solo impulso el lubricado sexo de Gina comenzó a chacotear al compás de las arremetidas firmes y profundas de su fraterno, Gina impulsaba sus caderas al encuentro del duro tronco de Jorge y apoyada en las nalgas de Jorge empujaba con todas sus fuerzas hasta sentir el gigante intruso reposar en el fondo de su panocha.

Aquel candente reencuentro se prolongó toda la tarde, casi al anochecer Gina comento el motivo de su visita.

---mis hijos hablaron conmigo dicen que fuiste tú quien en realidad los violo---

--- ¿tú les crees?---

---esto va más allá de creer o no temo que te metan a la cárcel---

---me quitas un peso de encima pensé que al enterarte me harías un circo---

---tus razones tendrías para hacer lo que hiciste y no te juzgo pero no resistiría verte preso---

--- ¿me sigues amando Gina?---

---con toda mi alma---

---entonces no te apures yo lo arreglo, basta con hablar con ellos y poner ciertas cosas en su ...