Anita de tus deseos (capitulo 15)
Fecha: 05/09/2020,
Categorías:
Confesiones
Autor: cleversex, Fuente: CuentoRelatos
... desechables. Debió de ver la cara que puse porque se echó a reír.
—Tranquila mujer, que tu papá no quiere que te haga nada más. Te voy a inyectar un antiinflamatorio, pero antes te voy a sacar sangre para unos análisis, —y enseñándome un bote de plástico, añadió—: y vas a mear aquí para otro de orina.
Me lo entregó y me indico que lo llenara allí mismo. Me puse en cuclillas y mientras con una mano me sujetaba a la mesa, con la otra puse el bote bajo mi chocho y oriné, no sin cierto apuro. Se lo entregué lleno, lo cerró y empezó a ponerle unos tubos estrechos que se llenaban solos. Cuándo tuvo tres, los introdujo en el maletín metálico. A continuación, con una de las jeringuillas me extrajo sangre y llenó otros tres o cuatro tubitos que también metió en el maletín y lo cerró. Preparo la inyección y después de pasarme un algodón me pincho en el glúteo. Me dolió un montón.
—Esto te va a ir bien, pero te va a dejar la pierna tiesa durante un rato, —y dejando unas ampollas sobre la mesa, añadió—: dile a tu padre que te ponga una al día. El sabe hacerlo.
Mi padre es un maquina: también pone inyecciones. ¡Joder! La verdad es que prefería que me la pusiera cualquiera antes que el asqueroso este. No me extraña que mama estuviera dormida cuándo este tío se metía en su ...
... cama y la sobeteaba. ¡Por Dios, que asco!
Se fue después de estar un rato chupeteándome con su repugnante lengua en la puerta de casa. Me lleno de babas toda la cara. Cuándo le vi salir por la puerta de la valla, a pata coja entre en la cocina y me estuve lavando concienzudamente la cara con el jabón de fregar que era lo que tenía más a mano: casi utilizo también el estropajo.
Tengo que reconocer que me dolía bastante menos la zona genital, pero a cambio, la pierna la tenía tiesa. En fin, me agarré a la escoba y estuve barriendo un rato largo: el movimiento me venia bien, y la verdad es que cada vez me dolía menos.
A la hora a la que tenía que llegar papá, subí al baño y me duché: quería estar preparada para él. Cuándo llegó, lo primero que hizo fue descargarse. Se la estuve chupando durante mucho tiempo. Noté cómo se retenía y me la sacaba de la boca cuándo veía que se iba a correr, y luego volvía a empezar. Finalmente, se corrió. Yo no lo hice, pero era tremendamente feliz siendo “usada” por papá: había comprendido que esa era la meta de mi vida.
Durante los siguientes días fue muy delicado conmigo. Aunque durante esos días me hizo gozar cómo una perra, lo cierto es que no me dio caña de verdad, cómo el sabe hacerlo: esperó a que estuviera totalmente recuperada.