Extorsión a una mujer casada - Parte 05
Fecha: 09/09/2020,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Stoner, Fuente: CuentoRelatos
... pija ya estaba dura a más no poder. No podía dejar de agradecer a los hados por nuestra buena suerte.
A continuación., Héctor, quien llevaba la voz cantante, le ordenó a Florencia que hiciese lo mismo con su hermana y que también se quitasen sus corpiños. Las señoras obedecieron sumisamente y pronto quedaron en tetas. Ambas miraban al suelo, humilladas e indefensas, aguardando nuestras órdenes.
—Afuera los pantalones y las bombachas —les ordené.
Victoria y Florencia acataron mi orden. Comprensiblemente, a Florencia le costó un buen esfuerzo bajarse los pantalones debido a su desproporcionado culo.
—Que puta culona es la monjita, eh —comentó con sorna Héctor.
Florencia se puso colorada de vergüenza.
Realmente se trataba de dos mujeronas impresionantes: bocas, tetas, culos y piernas para hacer dulce, y todo bellamente desproporcionado. La hermana de Victoria portaba una voluptuosidad difícil de creer. Le ordené a ambas que se diesen vuelta, se inclinaran un poco hacia adelante y separaran sus nalgas con sus manos. Florencia quedó consternada ante mi pedido y cuando iba a protestar Victoria le dijo algo que la hizo ceder. El espectáculo era arrebatadoramente maravilloso: las dos hermanas con los culos bien expuestos, parados, con sus manos abriendo sus carnosas nalgas dejando al descubierto sus fruncidos anos marrones. Héctor les ordenó que ladraran como perras. Florencia no sabía en qué consistía aquello, pero Victoria sí que lo sabía y empezó a ladrar. ...
... Pronto Florencia la imitó. Ahí estaban las dos señoras, expuestas y humilladas como dos putas baratas.
—Guau, guau, arf, arf…
Entonces Héctor me dijo que tenía una idea. Asentí. A continuación, les ordenó que subieran hacia la habitación de victoria. Las mujeres, desnudas, solo con sus zapatos puestos, se encaminaron tímidamente hacia la escalera. Les indiqué que subiesen despacio. Así lo hicieron, y aproveché la ocasión para fotografiar sus excitantes culos con mi teléfono celular.
Una vez en la habitación, Héctor instrumentó su ocurrencia:
—Vos, Victoria —le indicó a la mamá de Pablo —acóstate a través de la cama, boca arriba. Y vos, Florencia, acóstate arriba de ella, pero al revés.
—No—no entiendo —preguntó Florencia nerviosamente.
—Un sesenta y nueve, monjita, algo que seguro nunca hiciste, ¿no? —respondió cínicamente, Héctor.
—¡No puedo hacer eso! —protestó La hermana de Victoria, horrorizada.
Entonces Victoria avanzó Hacia la cama, se acostó como le indicó mi amigo y observó a su hermana en silencio.
—No me hagas perder tiempo, monjita —dijo Héctor tomándola de su brazo y llevándola hasta la cama. Florencia protestó, pero separó sus piernas, subió a la cama y pronto quedó montada sobre su hermana formando un caliente sesenta y nueve.
Mi amigo se sacó su pantalón y calzoncillos y yo hice otro tanto. Luego se paró en un extremo de la cama, frente a Florencia, de modo que su verga quedó frente al rostro de la asustada mujer y a un palmo arriba de ...